Monday, December 7, 2009

Chile No Se Agota en Diciembre o La Construcción del Poder Alternativo

por Claudio Filippi Peredo y Rafael Gumucio Rivas
Para nadie es un asombro el escuchar que el poder en Chile está concentrado en pocas manos, las que dirigen los destinos de millones desde sus posiciones de privilegio, imponiendo no sólo la agenda pública o privada sino también la cultura y el pensamiento dominante.
Esas pocas manos, todos representantes de la clase alta de éste país y de la oligarquía gobernante, usufructúan de todos los poderes: el poder político, el poder de las comunicaciones, el poder económico, el poder militar, el poder simbólico y el poder religioso. Con todos ellos maniatan, enceguecen o idiotizan al resto de la población conduciéndola a ceder el único poder que el chileno común y corriente posee, uno que podríamos denominarlo el poder del pueblo.
Ese poder, se manifiesta de manera imperfecta aunque no exclusiva a través del ejercicio electoral. En ese ejercicio, los ciudadanos concurren a elegir a candidatos que ellos no alzaron y que son miembros, en su mayoría, de las propias oligarquías y representantes de los intereses de grupo y no de proyectos colectivos y compartidos que hablen de la construcción de una nueva sociedad y un nuevo futuro. Eso se suma, a la existencia de leyes electorales que fueron diseñadas para distorsionar la voluntad popular y convertir en hegemónico el modelo político, social y económico impuesto desde la propia oligarquía.

Por eso, es que el resto de los poderes se unen para limitar la expresión genuina del pueblo en el ejercicio electoral. La consigna es que el pueblo debe legitimar con su derecho a sufragio el modelo impuesto y administrado por pocos pero, en ningún caso, cambiarlo. Y cada vez que emitimos un voto legitimamos el orden de cosas existente, haciendo real la paradoja de la política chilena, encerrada en un camino que alguna vez llamamos transición.
Las alternativas frente a ese aparente callejón sin salida son pocas y nos exigen diferenciar claramente la táctica de la estrategia.
La táctica del momento es que utilizando, con todas sus manifiestas imperfecciones el derecho a sufragio logremos elegir por un lado, en lo presidencial, la mejor opción electoral y de cambio para éste país. Por el otro lado, en lo parlamentario, debemos llevar al Congreso Nacional la mayor cantidad de representantes genuinos de ese cambio. Ellos deben ser la base para las reformas profundas que Chile requiere en la primera etapa de nuestra lucha.
Ese logro, es sólo el objetivo táctico inicial y no podemos olvidar que nuestro objetivo estratégico global es la reconfiguración del esquema de poderes en éste país a beneficio de los sectores mayoritarios y no de minorías privilegiadas.
1.Lo primero, en ese itinerario debe ser la reforma amplia del poder político, logrando una nueva Constitución genuinamente democrática, la que debe ser legitimada por la participación del pueblo en una Asamblea Nacional Constituyente. Los principios que creemos que debe contemplar esa Constitución ya los hemos señalado previamente, y no es menester analizarlos profundamente: Semipresidencialismo, Parlamento unicameral, Referéndum revocatorio de las autoridades, Federalismo atenuado, consagración de las Juntas Vecinales como micro-órganos de gobierno territorial, etc.
Al interior del Estado debe instituirse la figura del Defensor del funcionario público, ente autónomo e independiente de las jefaturas de turno que garantice un trato respetuoso, digno a todos los funcionarios públicos.
2.Lo segundo, debe ser la reforma amplia y la democratización del poder comunicacional.
Las concesiones radiales y televisivas deben ser revisadas. Hay que fortalecer las radioemisoras locales, combatiendo la concentración metropolitana de las cadenas de radioemisoras. Hay que nacionalizar las concesiones radiales impidiendo la concentración en manos extranjeras de las mismas.
En lo televisivo, hay que revisar el sistema de concesiones de frecuencias y garantizar el financiamiento público a canales de televisión independientes, sin fines de lucro y que representen propuestas culturales e informativas alternativas que den participación real a la ciudadanía.
En la prensa escrita debe garantizarse la equidad en el acceso a la publicidad estatal a los medios independientes y financiarse con fondos públicos los proyectos de prensa independiente, combatiendo la monopolización de la información por parte de los sectores dominantes.
3.Lo tercero, en el poder económico es imprescindible reforzar la participación estatal en áreas estratégicas como la salud y la educación. Deben renacionalizarse las aguas y la minería.
Hay que refundar el transporte urbano público y sustituir las soluciones privadas conocidamente fracasadas.
Hay que fortalecer y renovar el cooperativismo en todas sus formas, democratizando las cooperativas e impidiendo la concentración del control de estas organizaciones en algunas familias y grupos de poder. Las cooperativas deben ser autorizadas para entrar al sistema bancario y previsional, así como ampliar su acción a otras áreas como la salud cooperativa. Debe crearse la Superintendencia de Cooperativas, que apoye y fiscalice las mismas.
Hay que reformar, en serio y no sólo superficialmente el sistema previsional, garantizando pensiones dignas a los chilenos y volver a una jubilación por años de servicio para todos y no sólo para las fuerzas armadas. Es impostergable la creación de la AFP estatal.
En lo laboral se debe, entre otras cosas, reducir la jornada laboral a 36 horas semanales, garantizando que los trabajadores puedan estar con sus familias y crecer humana y socialmente.
Hay que garantizar por ley un sueldo mínimo profesional e impedir el abuso estatal y privado.
Hay que reenfocar el rol del Banco del Estado, haciéndolo cumplir su rol de promotor de la economía para los sectores económicos medios y bajos de la sociedad.
Debe fortalecerse el rol social de los Ferrocarriles del Estado e impedir su privatización.
4.El poder militar debe ser reestructurado.Hay que garantizar la gratuidad de los estudios militares para cualquier chileno que desee hacer carrera militar, eliminado la obsoleta distinción entre estudios para oficiales y suboficiales. Se debe, garantizar una carrera y una educación militar única y continua, que permita el acceso a los más altos cargos de cada entidad castrense de cualquier soldado, independiente de su origen social.
Debe permitirse la sindicalización de los militares, tal y como en los países europeos se hace.
5.Con todas esas reformas debe conformarse un nuevo poder simbólico dominante el que debe construirse como un modelo de sociedad pacífica, justa, igualitaria, democrática, participativa, respetuosa de los derechos humanos y de los pueblos originarios. Un modelo de sociedad que fortaleciendo el Estado, fortalezca a la vez al ciudadano como centro de toda política y actividad nacional.
Esa tarea nos obliga, a decir que Chile no se agota en Diciembre y que en cualquier escenario debemos construir el poder alternativo desde el pueblo.
Eso nos obliga a seguir trabajando de manera permanente, en lo que podemos llamar la “acción social permanente” de la izquierda chilena. La mayoría de las veces nos agotamos en lo electoral y nuestros esfuerzos solo van dirigidos a objetivos tácticos menguados y con resultados escuálidos.
Eso tiene que cambiar, y para ello hay que trabajar permanentemente rearticulando el poder del pueblo. Toda reforma profunda nace y se conduce a través de él. Sin el pueblo no hay reforma que sea legítima.
Llegar a la gran clase media trabajadora y mayoritaria debe ser nuestro objetivo. Debemos educar y construir una visión compartida, sentida de la realidad y de nuestro futuro.
Hay que soñar en conjunto una nueva sociedad y sentar las bases para rearticular lo político desde lo social y lo social desde lo político. Hay que incorporar en la construcción de ese sueño a los sindicatos y al resto del tejido social del país.
Las estrategias de lucha pacífica deben ser nuestra arma privilegiada.
No olvidemos, Chile no se agota en Diciembre. Hay que construir el poder alternativo.

Nota: El Dr. Claudio Filippi Peredo es médico psiquiatra, diplomado en Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia. Rafael Luis Gumucio Rivas es historiador y escritor. Es autor de La Nueva Estrategia Frente al Poder (1973), El Desafío Democrático (1988) y El Desafío de La Soberanía Popular (1988) . Este articulo fue publicado originalmente en PiensaChile.com.

Saturday, October 17, 2009

Los Mapuche y el Estado de Derecho en Chile

Por Arauco Chihuailaf

"A los mapuches les echaron los perros de la ley encima, encarcelándolos por abigeato, después de haberles saqueado los ganados e incendiado los sembrados”.
Pablo de Rokha

¿Quiénes Cometen Violencia?

Se acaba de cometer un nuevo crimen: Jaime Mendoza Collio de 24 años murió baleado por la policía el 12 de agosto de este año. Ello ocurrió mientras Carabineros desalojaba un fundo ocupado por miembros de una comunidad en la provincia de Malleco.
Frente al homicidio cometido, el Subsecretario del Interior Patricio Rosende declaró que “el gobierno ha mantenido una política invariable de condena de hechos de violencia. Esa no es la forma en que se solucionan las demandas de las comunidades mapuches, esto sólo causa dolor y sufrimiento”. Y según el Ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma: “son accidentes que ocurren y que nosotros somos los primeros en lamentar”. Lo inquietante es que este tipo de “accidentes” ocurren siempre en el campo mapuche.
Se olvida a menudo que la violencia y la ausencia de estado de derecho son elementos intrínsecos a la constitución de la propiedad privada de la tierra en la región de la Araucanía. Remitámonos a la historia reciente. Durante el período dictatorial las empresas forestales transnacionales empezaron su avance en territorio mapuche comprando tierras a bajo precio. Además contaron con subsidios para el desarrollo de sus plantaciones así como de exenciones tributarias gracias al Decreto-ley 701 de 1974. Los mapuche se ven enfrentados, por consiguiente, a la necesidad de movilizarse para preservar tierras ancestrales. En esta movilización quedaron desamparados de todo apoyo político-institucional. Así lo reconoció el documento de “La Concertación de los Partidos por la Democracia a los pueblos indígenas” (1989): “La política económica basada en el libre mercado ha conllevado pérdida de recursos, tales como derechos de agua … imposibilidad de utilizar tierras ancestrales. Los mapuches y mapuches huilliches han enfrentado y enfrentan numerosos litigios, amenazas de lanzamientos y expulsiones de sus tierras, sin encontrar apoyo ni en el gobierno ni en la justicia”. Infelizmente, los fundamentos de esa realidad siguen inalterados. Ayer, como en los primeros decenios del siglo XX por ejemplo, las expulsiones de mapuche de sus propiedades, las usurpaciones de tierras, los asesinatos, fueron una práctica frecuente. Esos crímenes quedaron en la impunidad. Y hoy a los descendientes de esos mapuches, también se les asesina o se les condena por la defensa de sus tierras, por atentados contra la propiedad privada, por terrorismo. Y grado sumo de las acusaciones ante los tribunales, en los inicios de este siglo XXI: usurpación de tierras ! ¿Asombrarse ante tamaña desproporción?
Al crimen del 12 de agosto se agrega una nueva encarcelación: el dirigente Hector Llaitul Carillanca fue detenido en Osorno el 15 de julio de este año (2009) y conducido a la cárcel El Manzano de Concepción. Fue “formalizado por los delitos de homicidio frustrado, atentado contra la autoridad, asociación ilícita terrorista y robo con intimidación” (El Mostrador, 16.7.09). El acusador: el Fiscal Mario Elgueta. Llaitul estuvo detenido en el 2007 y en el 2008 fue absuelto de los cargos que se le imputaban: “asociación ilícita terrorista para perpetrar ataques armados …para la comisión de crímenes o simples delitos contra la propiedad privada” (El Mercurio, 16.10.08). Esta acusación se suma a las centenas que ya se han formulado en contra de dirigentes y de quienes han participado en las movilizaciones, desde 1997 particularmente, para defender sus tierras.

La Acción Contradice el Discurso

El vocabulario de las acusaciones: asociación ilícita terrorista, atentado contra la autoridad, delitos contra la propiedad privada, refleja un tinte político y mistifica la realidad. Y esto no se disipa con la declaración de la Ministra Secretaria General de Gobierno Carolina Tohá respecto a la condena de H. Llaitul : “En Chile hay un Estado de derecho, nadie está por encima de la ley y nos parece importante que en este caso al igual que en todos los casos las personas que están acusadas de un crimen vayan ante la justicia y la enfrenten” (El Mostrador, 16.7.09).
Cuánto quisiéramos que la declaración de la Ministra Tohá correspondiera plenamente a lo que sucede en el país. Pero no están encarcelados los responsables de las muertes del joven de 17 años Alex Lemún en noviembre del 2002 y del estudiante universitario Matías Catrileo Quezada en enero del 2008, ambos baleados por la policía. ¿Supone ello una legitimación del crimen político o que hay una violencia tolerable? ¿Se juzgará y condenará ahora al responsable de la muerte del joven J. Mendoza Collio? ¿Se sancionará a quiénes rechazando el diálogo optaron por el desalojo que condujo al crimen?
En el conflicto que opone a las comunidades con las empresas forestales, no se reconoce la lucha mapuche por tierras ancestrales. Todo se reduce, como lo afirmó P. Rosende, a “hechos de violencia”. ¿Las Forestales están exentas de toda responsabilidad en la agudización del conflicto? ¿Cuál es el papel que corresponde al Estado y las instituciones estatales en esta situación? ¿La necesidad de un clima social atractivo para los inversores privados (argumento utilizado hace unos días) puede justificar la arremetida policial y judicial incesante frente a las demandas mapuche? El argumento nos entrega, sin embargo, un elemento revelador: atraer a los inversionistas privados. Dicho de otro modo, lo que observamos en el plano político no es ajeno a los paradigmas del mercado. Y eso está en el trasfondo de la represión policial que ha alcanzado incluso a quienes buscan informar. Lo ilustra el caso de Marcelo Garay Vergara, detenido por Carabineros el 17 de mayo de este año al encontrarse haciendo sus labores periodísticas en una comunidad de Roble Huacho, en las cercanías de Temuco. Esta comunidad está en conflicto con la Forestal Masisa.
Cuando las Forestales Arauco y Mininco recurrieron a guardias privados para que actuaran en contra de campesinos mapuche, ¿a cuál ley se ajustaban? Dicho sea de paso, estos guardias los procuraba la Oficina de Seguridad Particular (OSEPAR) que fuera creada a fines de los 80 por un coronel de Ejército.
El guardia forestal Jerson Espinoza, hermano de Leonardo Espinoza (guardia forestal despedido y que luego se suicidara) declaró al Diario Austral de Temuco del 06 de enero del 2000: “Teníamos que hostigar a las comunidades para que se produjeran enfrentamientos y la opinión se enterara de las atrocidades que cometían los mapuches … En algunas oportunidades provocamos incendios forestales, bloqueábamos los caminos”. En febrero del 2000, el diputado Eugenio Tuma denunció que guardias privados de las compañías forestales podrían haber cometido ataques contra las plantaciones para luego culpar a los mapuche. ¿Con qué rigor actuó la justicia para investigar los hechos denunciados? En cualquier caso, el rigor se impone a los más vulnerables. De allí que la Ley Antiterrorista (1984) heredada de la dictadura siga golpeando a los mapuche. Y esto, en contradicción con las observaciones de organismos de derechos humanos y del relator especial de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre pueblos indígenas, Rodolfo Stavenhagen quien instó al gobierno, en el 2003, a la no aplicación de esta Ley; y contrariamente a la declaración de la Presidenta, en el 2006: esa Ley no se aplicaría porque la “justicia ordinaria tiene bastante fuerza para actuar”.

Todo por el Mercado

Las Forestales y los latifundistas que son los acusadores e instigadores de la represión contra los mapuche detentan un poder económico que los hace menos vulnerables en todo sentido. Algunas cifras ilustran ese peso económico. Se estima que las inversiones del sector forestal totalizarán unos 3200 millones de dólares a fines del 2010, “generando un dinamismo que permitiría a las exportaciones crecer en un 30 %, alcanzando entre 4500 millones de dólares y 5000 millones de dólares hacia fines de la presente década” (Corma. Info Export. Internet. 19.7.2009). La envergadura de las inversiones como del retorno por exportaciones hace que las transnacionales no se amedrenten fácilmente ante el “terrorismo” mapuche. Juan Eduardo Correa, vicepresidente ejecutivo de la Corporación Chilena de la Madera, indicó en el 2002 que “a pesar de la preocupación por el rompimiento del estado de derecho” en la Octava y Novena Regiones, se mantendrá, para el decenio, las inversiones de 3600 millones de dólares”(Forest.cl el Mundo Forestal, 24.4.2002). Pero para una parte de la población se trata del “rompimiento del estado de derecho” para subsistir. Los datos de Casen (2003) indican que el 29 % de la población se encuentra en situación de pobreza en la Araucanía (VIII y IX Regiones precisamente), que constituye el escenario del llamado “conflicto mapuche”. ¿La pobreza no es otra forma de violencia?
Los datos sobre inversiones y exportaciones cobran toda su relevancia en relación con la preocupación de la Dirección de Relaciones Internacionales de la Cancillería (DIRECON) por diversificar los mercados y en particular el del sector forestal: “Las grandes compañías forestales también desarrollan su estrategia de expansión y, en muchos casos, con las prospecciones y primeras exportaciones que realizan, despejan el camino para que las acompañen empresas medianas y pequeñas” (Corma. Info Export. Internet. 19.7.09).
No sorprenderá entonces que las movilizaciones mapuche aparezcan entorpeciendo los objetivos de un neoliberalismo a ultranza y que parlamentarios de derecha y algunos empresarios manifiesten preocupación por el “recrudecimiento del conflicto mapuche en la Araucanía”, la “seguridad ciudadana” y por “la falta de estado de derecho” (El Mercurio electrónico, 03.8.09).
La opinión pública chilena no carece de información acerca de los grupos “violentistas” y del “terrorismo” mapuche, pero está menos informada sobre la riqueza extrema de algunos grupos económicos, en particular de las Forestales. Otras noticias circulan con notable discreción, como la decisión adoptada por algunos magistrados de la Corte Suprema de rebajar las penas a miembros de la policía secreta de la dictadura condenados por asesinatos y dejar a otros en libertad condicional (El Clarín.cl, 15.8.09). Quienes hoy se preocupan por la “seguridad ciudadana”, por el “restablecimiento del Estado de derecho”, no manifestaron ayer ningún desasosiego ante la inexistencia de un Estado de derecho y luego ante el sobreseimiento por la Corte Suprema del dictador enjuiciado por los crímenes cometidos. Esta actuación, antes y ahora, de un alto Tribunal de Justicia desmiente la declaración de la Ministra Toha.
Conforme al modelo económico imperante, es decir, como lo señalara la Concertación a los pueblos indígenas (1989) “la política económica basada en el libre mercado”, la prosperidad del país dependería de un cuadro político y social apaciguado. El Estado ha asumido el papel de apaciguador, que en el caso mapuche se traduce en represión y en el caso omiso que se ha hecho de sus demandas y protestas. Descartando de este modo todo diálogo. Así ocurrió en Ralco y en la Novena Región. La represa Ralco se construyó pese a las protestas y movilizaciones mapuche y a pesar de la oposición de dos directores de la Corporación de Desarrollo Indígena (CONADI) a quienes se solicitó, por tal razón, la renuncia en 1997 y 1998 respectivamente. Endesa, empresa transnacional, comenzó la construcción en 1998 y la inauguró el 27 de septiembre del 2004. 3500 hectáreas de tierras pehuenches (bosque, viviendas, cementerio) fueron inundadas. En la novena región: de los 28 vertederos en donde se deposita el 70 % de la basura de la región, 16 están en comunidades mapuche; éstas protestaron reiteradamente por la nocividad para el medio ambiente, sin encontrar mayor eco.
En junio, se llamó a licitación nacional e internacional por 20 áreas de energía geotérmica (Diario Oficial del 1.6.2009). Una de estas concesiones se encuentra en tierras mapuche de la comuna de Melipeuco, Novena Región. Hasta ahora el Ministerio de Minería no ha consultado a los campesinos concernidos, aunque el Convenio 169 de la OIT ratificado por el gobierno chileno en septiembre del 2008, estipula que los gobiernos deben “consultar a los pueblos interesados … cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarlos directamente”.

Por el Estado de Derecho

No extrañará, por lo tanto, que el Estado chileno haya sido denunciado ante organismos de Derechos Humanos y ante la opinión pública internacional. En mayo del 2006, el Premio Nobel de Literatura José Saramago interpeló a la Presidenta Bachelet, en gira por Europa, para manifestarle que “los derechos de los chilenos no alcanzaban a los mapuche”.
¿Cuál es o debería ser uno de los sustentos fundamentales de un Estado de derecho? Que nadie esté por encima de la ley como lo afirma la Ministra Carolina Tohá. ¿Es el caso [de nuestro país]? La respuesta surge de la realidad que se puede observar y constatar en el Chile del Bicentenario y que en parte hemos evocado en estas páginas.

Nota: El autor es escritor y profesor universitario en Francia.

Wednesday, September 23, 2009

Comunismo y Capitalismo

Por Nieves y Miro Fuenzalida.
A excepción de unos pocos marxistas porfiados hoy ya no se habla de comunismo o capitalismo. Ambos términos han desaparecido de la retórica de los políticos, sindicalistas, escritores, periodistas o académicos. Incluso la izquierda revolucionaria y el movimiento anti globalización han transformado la crítica del capitalismo (centrada en mecanismos económicos, formas de organización laboral, extracción de ganancias) en la crítica del Imperialismo. Cuando se habla de los agentes de la globalización el enemigo es externalizado, mayormente, en la forma de un anti americanismo vulgar. La agenda política es la de la lucha en contra del imperio americano y, en esta lucha, cualquier aliado es bueno. Como ha dicho Zizek, el filosofo lacaniano, el islamismo anti modernista o el régimen de Bielorrusia aparecen como fuerzas progresistas en contra de la globalización. En lugar de la crítica al capitalismo como tal nos conformamos con la crítica a los excesos del imperialismo. Con lo que finalmente nos quedamos es con la intención de suavizar los mecanismos capitalistas para crear otro marco más progresivo, tolerante y justo como ultima formula de arreglo económico social, olvidando que el capitalismo global contiene suficientes antagonismos (ecológicos, propiedad privada, desarrollos tecno científicos y nuevas formas de aphartei) que tienen el potencial de motivar movimientos sociales que impidan su reproducción indefinida.
El capitalismo posee una tremenda capacidad de adaptación y fácilmente transforma cada crisis y catástrofe en una oportunidad de inversión, competencia y solución mercantil. Lo que impulsa esta creatividad es la confianza en la objetividad de los mecanismos del mercado, en la mano invisible que garantiza que la competencia del egoísmo individual contribuye al bien común. Zizek enfatiza el hecho de que por mucho tiempo las leyes o la lógica interna del proceso histórico han proporcionado el medio y el fundamento a todas las intervenciones humanas. Cualquier cosa que el sujeto político o social realice ha estado mediada y sobredeterminada por la historia. Su curso, su impulso inmanente, se orienta necesariamente hacia un objetivo ultimo (el juicio final, el despliegue del Espíritu, la sociedad sin clases, las leyes del mercado liberal, el punto omega). En contra de esta lógica lo que hoy día surge como posibilidad real es la intervención directa de la voluntad del ser humano en la dirección de la historia modificando su curso al desencadenar una catástrofe ecológica, una mutación genética fatal, la aniquilación nuclear o la apertura a un nuevo mundo. Ya no podemos confiar en que la historia continuara su curso no importa lo que hagamos. La acción de un solo agente político puede alterar, interrumpir o terminar con el proceso histórico mundial. La sustancia histórica da paso al sujeto histórico.
Es dentro de este contexto en donde el capitalismo empieza a perder su estatus privilegiado. Zizek hace notar que una serie de fenómenos han empezado a aparecer que muestran el límite de la propiedad privada. La insistencia de Napster de permitir libre acceso a la música contenida en el Internet mostró la relación antagónica entre la lógica de la ganancia de la industria digital y el problema de como mantener la propiedad privada (derecho de autor) en un medio de circulación libre. Jeremy Rifkin menciona que según el poder judicial norteamericano no hay necesidad de distinguir entre seres vivos y objetos inanimados. Un organismo genéticamente diseñado debe ser considerado como una invención en la misma forma que una computadora. Las comunidades locales de América Latina, África o India pueden descubrir de pronto que ciertas plantas medicinales usadas por cientos de años ahora son propiedad de compañías farmacológicas extranjeras o compañías biogenéticas que patentizan genes adquiriendo derecho de propiedad de una especie vegetal o animal en su totalidad. La investigación y trabajo de incontables generaciones de campesinos y científicos potencialmente son negados por una decisión legal que equivale a un secuestro económico. El conocimiento tratado como si fuera una propiedad tangible. ¿No es la concentración monopolística del poder en las manos de un solo individuo o corporación un indicio de la necesidad de repensar la propiedad privada? Si en las próximas décadas se hace realidad la creación de un aparato único que concentre las características de la inter-acción informática, el teléfono, la televisión, el audio video y el video “DVD Player” no hay nada que impida que una corporación privada logre transformarse en dueña absoluta de este medio universal que le permitiría controlar, no solo el lenguaje usado en el, sino también las condiciones de su aplicabilidad ¿no estaríamos llegando aquí a la escalofriante situación en que un solo agente, independiente del control publico, dominaría la estructura comunicacional básica de nuestras vidas, transformándose en un poder mas fuerte que cualquier gobierno? Uno podría preguntar junto con Zizek... cuando una corporación biogenética patenta nuestros genes, haciéndolos su propiedad… ¿no esta dando origen a la misma paradoja de poseer las partes mas profundas de nuestro cuerpo transformándolo, en cierta forma, en propiedad de la corporación?
Es esta referencia a la propiedad común la que trae de vuelta la noción de comunismo, la que mantiene esta hipótesis como alternativa. Sin este horizonte, sin esta idea alternativa no hay nada en el transcurso histórico político de interés fuera de la preocupación con nuestros propios asuntos. La mantención de esta hipótesis no significa la vuelta a la propiedad estatal. Esta, de alguna manera, también fue privada, controlada por la burocracia administrativa, la estructura partidista y los aparatos ideológicos. El desafío que el presente le impone a la izquierda, si es que hoy día todavía existe, es darle a esta hipótesis una nueva forma de existencia. El peligro de una sociedad pos capitalista es la emergencia de nuevas formas de jerarquía directamente fundadas en cualidades individuales cancelando, incluso, la igualdad y libertad formal burguesa. En tanto el factor determinante del poder social este basado en la exclusión e inclusión a ámbitos privilegiados (conocimiento, control) tenemos que esperar un aumento en las formas de exclusión que pueden llegar hasta el racismo ¿Qué forma tendrá una sociedad pos capitalista? ¿Estará basada en la igualdad o será jerárquica? ¿Quiénes serán sus agentes? Estos serán los más importante problema político en las luchas por venir.
El 9 de Noviembre de 1989 la muralla de Berlín es derrumbada señalando el triunfo del capitalismo y la futura democracia liberal. El 11 de Septiembre caen las Torres Gemelas trayendo de vuelta las murallas (Israel y Palestina, México y Estados Unidos, La Unión Europea) y el miedo. Pero, el fenómeno realmente nuevo de nuestro tiempo, dice Zizek, es el crecimiento explosivo de las poblaciones marginales de las mega ciudades del mundo que contienen el potencial de transformarse en un sujeto político capaz de llenar el vacío revolucionario dejado por la clase proletaria porque son libres en el sentido proletario clásico. Libres de amarras sustanciales, fuera de la regulación policial del Estado. Una inmensa colectividad arrojada a una situación nueva desde donde tiene que inventar alguna forma de unión sin el soporte de formas de vida tradicional. En una sociedad en donde el control total es prevalente las poblaciones marginales son espacios que, a pesar de estar dentro del territorio nacional, se ubican fuera de la ley. El control estatal se suspende y la policía raramente se atreve a internarse por sus callejuelas. Es esta masa, privada de todo y situada en los márgenes de las grandes ciudades industriales, la que puede transformarse en la fuerza política futura. En el siglo XIX se produce la politización del proletariado. En el siglo XX, el despertar político de la población rural del Asia y Africa. En el siglo XXI los habitantes de las poblaciones marginales tienen el potencial de romper la inercia política y transformarse en agentes de cambio ¿No lo hemos visto en Venezuela? Uno de los logros más importantes de Hugo Chávez ha sido la organización y movilización de los pobladores que, incluso para su propia sorpresa, lo salvaron del golpe de Estado.
El antagonismo es constitutivo de la condición humana. No podemos escaparnos de el. Lo que nos queda, lo que nos queda dice el filosofo esloveno, es reconocerlo y cambiar la forma en que se da, la estructura que lo entorna para articular una nueva forma de vida, una nueva relación de producción. El antagonismo crucial en este momento, el punto de referencia de todos los otros es el antagonismo entre excluidos e incluidos. Es una división que atraviesa todas las otras divisiones basadas en la política de la identidad. Sin el todos los otros pierden su lado subversivo. Uno honestamente puede luchar por mejorar el ambiente, apoyar una noción más amplia de propiedad intelectual, oponerse al derecho de propiedad genética sin cuestionar el antagonismo o contradicción social básica. Pero, el resultado al final del día, es que la ecología se transforma en un problema de desarrollo sostenible, la propiedad intelectual en un complejo desafío legal y la biogenética en una cuestión ética. Con lo que nos quedamos es solo con la eficiente administración de la vida. Y en un mundo despolitizado, carente de grandes causas sociales la única forma de movilizar a la gente es el miedo, la ideología predominante del actual capitalismo mundial.
Nota: Los autores son escritores y docentes chilenos residentes en Ottawa.

Saturday, September 5, 2009

El Poder Astuto Contra América Latina

Por Manuel E Yepe

El “Smart Power”, en español “poder astuto, hábil o inteligente”, ha sido prácticamente oficializado por la Administración Obama como arma de política exterior de Estados Unidos, con la canciller Hillary Clinton como su principal portavoz.
En la audiencia del Senado que la confirmó en el cargo de Secretaria de Estado, en enero último, la señora Clinton proclamó que Estados Unidos debe utilizar una diplomacia de Smart Power, sin abundar en la esencia de esa política.
En un irónico artículo del ex redactor principal del Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations), Lionel Beehner, publicado por el Huffington Post el 23 de enero, el autor afirmó que Hillary Clinton “ha conseguido resumir la nueva dirección de la política exterior de Estados Unidos con un eslogan pegajoso: Smart Power, una formulación de notable ininteligibilidad y suficientemente vaga que ostensiblemente combina el poder ‘duro’ con el poder ‘suave’ y que hará que los tiranos del mundo se bajen los pantalones para restaurar el liderazgo de los Estados Unidos”.
Beehner se preguntaba si el Smart Power no sería una sofisticada manera de convocar a una política tradicional que busque reinsertar al internacionalismo liberal en su posición anterior, contrarrestando doctrinas de Bush “que ya nadie apoya más que Sarah Palin y unos pocos fósiles expertos de la AEI (American Enterprise Institute)”.
Pero, en abril 5, la Secretaria del exterior estadounidense definió más precisamente la esencia del Smart Power, que calificó como la doctrina Obama de política exterior. Dijo que consiste en el uso del “conjunto de herramientas a nuestra disposición --diplomáticas, económicas, militares, políticas, legales y culturales- escogiendo la herramienta o combinación de ellas más adecuada en cada situación”.
“La doctrina del Smart Power --ha dicho la canciller-- puede requerir, en ocasiones, el uso de la fuerza militar para proteger a nuestra gente y nuestros intereses. Pero serán igualmente importantes la diplomacia y el desarrollo para la creación de condiciones para un mundo pacífico, estable, y próspero”.
Según la Secretaria de Estado, el Smart Power requiere de la capacidad de acceder a amigos y adversarios por igual, reforzando viejas alianzas y forjando otras nuevas con herramientas tales como: la negociación, la persuasión y el ejercicio de influencias; la cooperación con socios militares y con los de otras agencias del gobierno; la relación con organizaciones no gubernamentales, del sector privado y organizaciones internacionales; el uso de modernas tecnologías de divulgación pública; el reforzamiento de la autoridad de negociadores que puedan proteger los intereses de EE.UU., y la comprensión de los intereses de los socios.
La doctrina del Smart Power ha sido ya puesta a prueba en América Latina. Se le ha visto el rostro en función de la contraofensiva actual de Estados Unidos en el continente, una estrategia diseñada por las fuerzas ultra reaccionarias del neoconservadurismo durante la administración del presidente anterior.
La adaptación de las viejas prácticas imperialistas a los métodos sofisticados del Smart Power ha provocado que afloren numerosas contradicciones: unas aparentes, otras reales y algunas simuladas dentro de los esquemas del Smart Power.
Así se ha evidenciado en varios escenarios mundiales. En este continente, entre otros, en las intrigas desestabilizadoras contra el gobierno del Presidente Colom en Guatemala, los ardides divisionistas en Bolivia, las maniobras para evitar la consolidación de la plataforma de gobierno que propició la elección del presidente Funes en El Salvador y, ahora, los agresivos manejos que apuntan a la concesión de bases militares que harían de Colombia un país militarmente ocupado por Estados Unidos en el corazón de Latinoamérica.
El golpe de Estado en Honduras, que tenía por objetivo eliminar lo que se suponía el eslabón más débil del ALBA, sin dudas debió sufrir adaptación al Smart Power. El desarrollo de los acontecimientos y en especial la “inesperada” actitud de las fuerzas populares hondureñas respaldando la valiente actuación del presidente Zelaya puso en evidencia serias contradicciones en la forma de manifestarse el gobierno de EE.UU. que, lejos de intentar provecho de un desempeño “inteligente”, ha estimulado la animadversión de los hondureños por la evidencia de sus vínculos de interdependencia con la oligarquía de esa nación centroamericana.
En lo que respecta a la política contra Cuba, altos funcionarios diplomáticos cercanos a la Clinton han divulgado los fundamentos de una nueva táctica de no eliminar el bloqueo sino convertirlo “en un instrumento efectivo del Smart Power para alcanzar los objetivos de la política de Estados Unidos en Cuba”. De ahí que, las recomendaciones e iniciativas que han trascendido no atenten contra los principios del “embargo”, sino que busquen liberalizarlo en aspectos que beneficien a los poderosos intereses económicos de EE.UU. mediante licencias y concesiones puntuales, sin afectar su utilidad como arma de presión.
Al esquema de imperialismo “blando” que pretenden fabricar los “powers that be” (élite del poder estadounidense) para salvar el sistema con la carismática figura del presidente negro que promete cambios y la pérfida doctrina del Smart Power como método, están respondiendo prestamente los pueblos de América Latina, que solo ven… más de lo mismo.
Nota: El autor es abogado, economista y profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de la Habana.

Saturday, July 25, 2009

A Dónde Podría Conducir el Golpe en Honduras

Por Manuel E. Yepe
Aún sin claro desenlace los acontecimientos desencadenados por el golpe de estado en Honduras contra el presidente José Manuel Zelaya, ya saltan a la vista y la inteligencia algunas importantes lecciones para los pueblos de América Latina sobre viejos temas en los nuevos tiempos.
Con espanto recibieron los latinoamericanos y caribeños en el último domingo de junio la noticia que revelaba la posibilidad real del regreso a un reciente pasado de opresión y represión pretendidamente sepultado.
Cobraron actualidad en el recuerdo los infaustos tiempos en que los ejércitos del continente se desempeñaban apenas como custodios de los intereses imperiales de dominación estadounidenses vigilando que los gobiernos de turno ajustaran su actuación al juego político democrático representativo, con normas y límites dictados por las oligarquías locales dependientes. Si alguno sobrepasaba los límites o quebraba las reglas, la hoja de parra se quitaba y eran lanzados los militares a la toma del poder.
Durante todo el siglo XX, el golpe de Estado, más o menos cruento, fue el recurso que sirvió para derrocar a los gobiernos nacionales que se desmarcaron de la subordinación a los intereses de las oligarquías y, de paso, llevaron al poder a repudiados dictadores que manchan la historia de prácticamente todos los países de Latinoamérica y el Caribe. Es rasgo común de todos los golpes de Estado en el continente el haber sido ordenados, organizados y/o autorizados por Washington.
Lo novedoso del golpe militar en Honduras es que ha tenido lugar en las condiciones de la nueva correlación de fuerzas políticas en América Latina y el Caribe que se ha ido estructurando a lo largo del último medio siglo, ahora con un presidente de características singulares en la Casa Blanca, envuelto en incógnitas o expectativas diversas para todos los bandos.
De ahí que algunos analistas políticos califiquen ya al de Honduras como un ensayo de golpe de nuevo tipo para responder a nuevas formas de lucha en la región, donde líderes izquierdistas libremente electos desafían el status-quo y se resisten a acatar los límites de la democracia permitida.
Así como el golpe de Estado en Honduras generó consternación, la masiva resistencia contra la asonada y el apoyo del pueblo hondureño al presidente Zelaya, con sus organizaciones sociales integradas en un pujante movimiento popular, han sorprendido a muchos especialistas.
Desde el primer momento, tanto en Honduras como en la región y el mundo, las especulaciones giraban en torno a la actitud que asumiría el gobierno de los Estados Unidos, principal sospechoso de haber instigado la asonada a causa de los antecedentes de su reiterado patrocinio de delitos de golpe militar en el continente.
Solo que en esta ocasión las esperanzas sembradas por el flamante presidente Barack Obama al proyectarse en su campaña electoral por una política de cambios muy diferente a la de su infausto predecesor prometían la posibilidad de una pronunciamiento estadounidense diferente.
Pero con el desarrollo de los sucesos han aflorado contradicciones en la actuación del gobierno estadounidense que no pocos estudiosos de la política internacional han considerado indicativas de que las miras del golpe no excluían objetivos neoconservadores hostiles a Obama.
Quienes mantenían, para no contrariar al presunto culpable, que había que negociar una solución con los golpistas, parecieron satisfechos de que, esta vez, el gobierno de Estados Unidos no violentó, como era antes su conducta habitual, el consenso regional ni obligó a sus más cercanos aliados a distanciarse de la voluntad de la mayoría, lo que permitió que prevaleciera la unidad regional.
Pero pronto se hicieron sentir en la actuación de Washington maniobras discordantes que dejaban en triste posición a su Presidente.
El discurso de Obama parecía definitivo cuando declaró que el golpe fue ilegal y que José Manuel Zelaya, democráticamente electo, seguía siendo el único presidente, al tiempo que reconoció que “sería un terrible precedente regresar a una era en que veíamos golpes militares como medios para transiciones políticas en vez de elecciones democráticas.”
Sin embargo, dos semanas después de formuladas estas declaraciones y otras aún más concretas en apoyo al regreso de Zelaya a la presidencia, Estados Unidos ni siquiera ha retirado a su Embajador de Honduras como lo han hecho los demás países del continente. Aunque oficialmente el gobierno de facto ha hecho ver que solo cuenta con el reconocimiento y apoyo externo de Israel y Taiwan, es evidente que la base militar de Palmerola, célebre por su papel en la guerra sucia contra Nicaragua durante el primer gobierno sandinista, donde hay cientos de miles de soldados estadounidenses, es el centro de mando del golpe militar y, junto con otros cientos de asesores en otras dependencias oficiales, Washington controla la situación en Honduras.
Como presagiara Fidel Castro, el más acreditado líder revolucionario continental, si el presidente Zelaya no es reintegrado a su cargo, una ola de golpes de Estado se desataría para barrer a muchos gobiernos de América Latina y la autoridad de muchos gobiernos civiles en Centro y Suramérica quedaría debilitada sin que los militares golpistas presten atención al poder civil de Estados Unidos.
Si ello ocurriera, la revolución incontenible que bulle en las entrañas del continente no se detendría. Con todas las condiciones subjetivas y concretas dadas para su desarrollo, la opción del cambio pacífico se habría esfumado y no quedaría más camino que el de la insurrección y la lucha armada, como la que libraron los cubanos hace 50 años, solo que ahora a escala de muchos países más experimentados y unidos, que no admitirán el despojo de sus modestos avances democráticos del pasado reciente ni el regreso a la violencia de los regímenes tiránicos y nuevas operaciones del tipo “Cóndor”.
Nota: El autor es abogado, economista y profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de la Habana.

Sunday, July 12, 2009

El Espectro del Marxismo Esta de Nuevo Entre Nosotros

Por Rolando Hugo Vergara*
Un fantasma recorre de nuevo el mundo, es el fantasma del marxismo. Desde Londres a Berlín, de Moscú a Washington y desde Montreal a Paris las ideas marxistas comienzan a resurgir con fuerza en el suelo fértil de la desastrosa crisis del capitalismo.
Leo Panitch, hasta hace muy poco desconocido dentro y fuera de las fronteras de su país, se ha convertido, de la noche a la mañana, en una celebridad a quien le llueven las invitaciones para dictar conferencias, clases magistrales, o dar entrevistas.
Muchos no saben, incluidos los canadienses, que este investigador y Profesor de Ciencias Políticas de la York University de Toronto, es uno de los más prominentes pensadores marxistas contemporáneos, a la altura de Edward P. Thompson, brillante intelectual marxista ingles, historiador, escritor y fundador de la nueva izquierda en Gran Bretaña en la década de los 50’.
El Profesor Panitch se dio cuenta que el marxismo estaba de vuelta después de recibir una inesperada invitación de una radioemisora local, más popular por sus programas deportivos que los temas políticos, para explicar un hecho también insólito como era el acuerdo de la General Motor, a través del cual los contribuyentes de Estados Unidos y Canadá y los trabajadores de la empresa pasaban a ser dueños mayoritarios de los medios de producción del gigante automotriz (72.5% y 17.5% respectivamente). La crisis económica global, imprevistamente, lanzaba a este modesto investigador al centro del escenario político y académico internacional.
En marzo de este año, Panitch fue invitado por la Ryerson University de Toronto para dar una clase magistral titulada “Still a Marxist After All” (Marxista Aún, Después de Todo) donde explica las razones por las cuales el Marxismo es, hoy día, más relevante que nunca. Una versión resumida de su exposición fue publicada por la revista Foreign Policy considerada como la Biblia del establisment político de Washington.
El vigoroso resurgimiento de las ideas marxistas no es un hecho aislado, sino un fenómeno de carácter global. En Alemania, donde por estos días se discute la nacionalización de los bancos, solo una empresa editorial vendió en 2008 miles de ejemplares del libro Das Capital, la obra maestra de Karl Marx. El libro “Renewing Socialism” del mismo Leo Panitch ha vendido más copias en los meses recientes que en los últimos siete años.
Más impresionante aún es la invitación personal que recibiera Panitch, nada menos, que de Dmitry Medvedev, Presidente de Rusia, para participar durante la primera semana de Junio en un foro sobre economía mundial, que algunos han considerado como la versión rusa de Davos, para discutir la factibilidad de revitalizar el socialismo en el contexto de la actual crisis económica global.
Otra invitación, no menos importante, que espera en su agenda para los próximos días, es aquella cursada por la prestigiosa London School of Economics de la Universidad de Londres para participar junto a otros destacados intelectuales británicos en una conferencia titulada “Revisiting Marxism: Is Marxism Still Relevant” con ocasión de una nueva publicación del Manifiesto Comunista.
El Profesor Panitch argumenta que una de las principales razones del resurgimiento del marxismo en medio del derrumbe de la ortodoxia neoliberal, es que Marx se adelantó a su época al predecir la exitosa globalización capitalista que tuvo lugar en las últimas décadas; e igualmente fue capaz de prever con bastante exactitud mucho de los funestos factores que han provocado la actual crisis económica global, algo que Marx llamaría “contradicciones” inherentes a un mundo conformado por mercados competitivos, producción de materias primas y especulación financiera.
Si Marx estuviera observando la actual situación, sostiene Panitch, ciertamente con mucho entusiasmo señalaría como los defectos inherentes del capitalismo han conducido a la actual crisis económica. Observaría como el desarrollo moderno de los mercados financieros con la utilización de instrumentos tales como los derivados y la administración y comercio de títulos de deuda han permitido que los mercados propaguen los riegos de la integración económica global. Y concluiría indicando que sin estas innovaciones financieras y sin la, cada vez mas, profunda penetración de la economía financiera en toda la sociedad, la acumulación del capital habría sido significativamente más baja en la últimas décadas.
El resultado ha sido que la demanda del consumidor y por lo tanto la prosperidad de los años recientes, se ha sostenido en el incrementado constante de la deuda de las tarjetas de crédito y los prestamos hipotecarios. Al mismo tiempo se ha debilitado el poder de las organizaciones sindicales y se han reducido los programas sociales dejando a la gente desprotegida y vulnerable a los impactos del mercado.
Es cierto que el volátil sistema financiero global contribuyó a impulsar el crecimiento económico, pero también produjo una serie de inevitables burbujas financieras, siendo la más peligrosa de todas, la burbuja hipotecaria que emerge en los Estados Unidos. La explosión posterior de dicha burbuja tiene un tremendo impacto en todo el mundo, precisamente, porque esta en el mismo centro del sostenimiento de la demanda de los consumidores en los Estados Unidos y los mercados financieros internacionales. Marx, sin dudas, apuntaría que esta crisis es un perfecto ejemplo de como el capitalismo se parece “al hechicero que no puede controlar los poderes de mundo infernal que el mismo ha creado con sus maleficios”.
Panitch, sostiene también, que a pesar de la magnitud de las dificultades actuales, Marx no se haría ilusiones de que la catástrofe económica por si misma efectúe los cambios necesarios. Marx sabia muy bien que el capitalismo por naturaleza engendra y promueve el aislamiento social. Es un sistema escribió, que “no deja en pie otro vinculo entre los hombres, que el desnudo interés personal, el interés del dinero constante y sonante”. En efecto, el capitalismo deja a las sociedades sumidas en “las aguas heladas de sus cálculos egoístas”.
El aislamiento social crea, a su vez, pasividad frente a las crisis personales causadas ya sea por los despidos de los trabajos o las perdidas de las casas e impide que las comunidades de ciudadanos activos e informados se encuentren para comenzar a elaborar alternativas radicales al capitalismo.
Marx si estuviera con nosotros, asegura Panitch, se preguntaría en primer lugar como vencer esta pasividad social que nos consume. En su época, él pensaba que el surgimiento de los sindicatos y los partidos de trabajadores eran un paso adelante. Por eso, en El Capital escribió que el “objetivo inmediato” era la “organización de los proletarios como clase” y su “primera tarea” sería “ganar la batalla por la democracia”. Hoy día, probablemente, Marx estimularía la formación de nuevas identidades colectivas, asociaciones e instituciones a través de las cuales el pueblo pudiera resistir el status quo capitalista y comenzar a decidir la mejor manera para satisfacer sus necesidades.
En el último tiempo no sólo el Profesor Leo Panitch en Canadá, sino muchos otros intelectuales, políticos y luchadores sociales en distintos lugares del planeta, se han dado cuenta que el espectro del marxismo se encuentra de nuevo entre nosotros.
Si usted fue uno de aquellos que hace, un par de décadas, se creyó el cuento ese de que había llegado el “fin de la historia”, “el término de la lucha de clases” o el “fin del socialismo”, si aún no lo ha hecho, le aconsejamos que comience a desempolvar y a releer los escritos Karl Marx, pues continúan siendo una poderosa herramienta para entender el caos al cual ha arrastrado la humanidad el capitalismo globalizado y una guía, clara como el sol, para impulsar la acción y la transformación de la realidad actual.


Nota:
Leo Panitch, “Thoroughly Modern Marx”, Foreign Policy, Washington, USA, Mayo/Junio 2009.
Ian Brown, “The 18th Brumaire of Barack Obama”, Globe and Mail, Canada, 13 de Junio de 2009.
*El autor es Profesor e Investigador del Latin American Research Institute (LARI), Canada.

Wednesday, July 1, 2009

El Pentágono Está Detrás del Golpe de Estado en Honduras, ¿Con o Sin la Aprobación de la Casa Blanca?

Por Eva Golinger*
Cuando el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, fue brutalmente secuestrado en su residencia presidencial en Tegucigalpa en la madrugada del domingo 28 de junio, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, disfrutaba de la paz y tranquilidad del campo en Camp David, la residencia vacacional del jefe del Estado estadounidense. Mientras el Presidente Zelaya era golpeado por soldados hondureños e introducido a la fuerza en un avión sin conocer su destino, el presidente Obama desayunaba con el relajante sonido de los pajaritos del bosque en el Estado de Maryland. Y durante el desarrollo del golpe de estado en Honduras ayer, que produjo múltiples violaciones de los derechos humanos, el secuestro y la violencia contra la canciller de Honduras, Patricia Rodas, la brutalidad y secuestro de los embajadores de Cuba y Venezuela en Honduras y la toma ilegal del poder por un gobierno de facto, ilegítimo, el Presidente Obama estaba tomando una decisión muy, muy difícil sobre la iglesia a la que él y su familia asistirán durante los próximos años.
El titular de hoy, "Obama escoge en Camp David la misma iglesia a la que asistía George Bush", está más destacado en los medios estadounidenses que este titular que, además, minimiza y manipula la verdad, "Chávez y sus aliados respaldan al derrocado presidente de Honduras". Por lo tanto, es obvio que la selección de la iglesia donde la familia Obama pasará sus domingos durante los próximos cuatro años es mucho más importante que un golpe de Estado en un país centroamericano. Ahora también se entiende por qué las declaraciones de ayer de la Casa Blanca sobre el golpe en Honduras, efectuadas sólo por voceros y no directamente por el presidente, fueron tan ambiguas y mesuradas. Obama no sólo estaba de retiro en el campo con su familia, sino que además estaba tomando decisiones de alta prioridad sobre sus futuras estadías dominicales. No tenía tiempo para preocuparse de asuntos ajenas a su dominio personal. ¿Golpe?, ¿qué golpe? Obama estaba decidiendo sobre su propia vida y muerte, porque según reseña un artículo en la Revista Time, "a pesar de que Obama quería asistir a una congregación en Washington, luego de probar varias iglesias, decidió que 'era incómodo' estar en un lugar público donde 'la gente' se acercaba para verlo." Entonces, por eso tuvo que trasladarse urgentemente a Camp David para aislarse de su pueblo.
La cuestión es que Obama, a pesar de que es el actual comandante en jefe del ejército estadounidense y el presidente del imperio, todavía no controla directamente toda la maquinaria imperial. Fuentes cercanas a Washington han confirmado que el Pentágono, a través de la misión militar (grupo militar) de Estados Unidos en Honduras, ha estado trabajando con los militares golpistas involucrados en el golpe de Estado contra el Presidente Zelaya. El Comando Sur realiza anualmente cerca de 55 maniobras con las fuerzas armadas de Honduras. La misión militar de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa financia a las fuerzas armadas de Honduras aproximadamente con dos millones de dólares cada año, y eso no incluye los millones de dólares que Washington suministra a través de otros programas de cooperación con Honduras y la gran inversión en la base militar de Estados Unidos en Soto Cano, Honduras.
Ayer, miembros del congreso golpista de Honduras anunciaron que durante la semana anterior habían celebrado reuniones con el embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens. Incluso, un congresista hondureño declaró que el embajador quería que dejaran que se realizara la encuesta programada para el domingo pasado sobre un futuro referéndum para la convocatoria de una asamblea constituyente, porque "más adelante podemos resolver el problema de la reforma constitucional, no se preocupen". Pero, según el congresista, no querían esperar hasta noviembre y permitir que Zelaya, junto al pueblo, "tomara decisiones sobre el futuro del país".
Es cierto que el gobierno de Estados Unidos se ha unido a la declaración contundente de la Organización de Estados Americanos que condena el golpe de Estado y exige el regreso inmediato del Presidente Zelaya al poder. Pero hasta hoy, los voceros de Washington que han dado la cara sobre la situación en Honduras, han dicho que aún no están considerando la suspensión del apoyo económico y militar a Honduras en caso de que los golpistas se nieguen a cumplir con la Carta Interamericana y los principios democráticos. ¿Será que plantean un golpe al estilo de Haití en 2004, cuando secuestraron al presidente Aristide y lo llevaron al exilio en África antes de que el mundo se enterara de la brutal violación de la democracia que estaba ocurriendo en el país caribeño? Fue un avión estadounidense el que llevó a Aristide, escoltado por militares estadounidenses. Y luego, el gobierno de Estados Unidos junto a la OEA, condenó la ruptura del orden constitucional. Pero en lugar de trabajar para el regreso de Aristide a su puesto legítimo como presidente de Haití, apoyaron a un "período de transición" para restablecer el Estado de derecho y permitir un proceso electoral "pacífico" durante el año siguiente. Además, enviaron tropas de la ONU a Haití, que principalmente eran estadounidenses, para "garantizar la paz y orden" en el país. Hasta hoy siguen allí.
La Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID) financia a grupos de la llamada "sociedad civil" en Honduras con más de 50 millones de dólares al año. A través de la National Endowment for Democracy (NED) y el Departamento de Estado, también canalizan millones de dólares y ayuda estratégica a los principales partidos y organizaciones políticas en Honduras a través del Instituto Republicano Internacional, el Instituto Demócrata Nacional y otras agencias de Washington. Grupos como Paz y Democracia, que salieron a la luz pública ayer respaldando el golpe de Estado en Honduras, reciben parte de ese dinero procedente de los autodenominados "promotores de la democracia". Tanto como en el caso de Venezuela, durante el golpe de Estado de abril 2002, el gobierno de Estados Unidos financió a los grupos involucrados en el golpe de Estado, y continuaba financiándolos a pesar de conocer sus planes golpistas. Tal vez no sea el "smoking gun" (o la evidencia directa) que comprueba la mano de Washington en el golpe, pero es suficiente para demostrar su complicidad.
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró una vez que el Presidente Obama se vería sometido a una prueba internacional durante su primer año en el gobierno. La condena de Washington del golpe de Estado en Honduras tendrá que ser mucho más fuerte que su simple firma al final de la declaración de la OEA. Si no declaran que suspenderán el apoyo financiero al gobierno golpista en Honduras si éste continúa en el poder, el "cambio" que tanto avaló el presidente Obama con referencia a la relación entre su administración y América Latina quedará como un chantaje.

*Eva Golinger es abogada y escritora de nacionalidad estadounidense-venezolana y permanente colaboradora de TeleSUR.

Saturday, June 6, 2009

¿Cuba en la OEA?

por Atilio Borón
Luego de 47 años la 39ª Asamblea General de la OEA selló un acuerdo para derogar por unanimidad la exclusión de Cuba aprobada en 1962. La resolución no impone condiciones a Cuba, aunque establece mecanismos que deberían ponerse en marcha en (el improbable) caso de que La Habana expresara su deseo de retornar a la OEA. La noticia da pie a diversas consideraciones.
La resolución es un síntoma de los grandes cambios que han tenido lugar en el panorama sociopolítico de América Latina y el Caribe en los últimos años y cuyo signo distintivo es la persistente erosión de la hegemonía norteamericana en la región.La derogación de aquella ignominiosa resolución impuesta por la administración Kennedy revela la magnitud de las transformaciones en curso y que la Casa Blanca acepta a regañadientes. De este modo se repara –si bien tardía y parcialmente- una decisión de inmoralidad manifiesta y que ha pesado como un intolerable baldón sobre la OEA y sobre los gobiernos que con sus votos, o su abstención, facilitaron los planes del imperialismo norteamericano. Este, al no poder derrotar militarmente a la Revolución Cubana en Playa Girón optó por erigir un “cordón sanitario” para evitar que sus influjos emancipadores se contagiaran a los demás países del área. Intento que, por cierto, fracasó rotundamente.
El debilitamiento de su hegemonía no significa que Estados Unidos renuncie a apoderarse, por otros medios, de los recursos y las riquezas de nuestros países o a tratar de controlar a nuestros gobiernos apelando a otros expedientes. Sería un error imperdonable pensar que debido a este declive de su capacidad de dirección política -e intelectual y moral a la vez- el imperialismo depondrá sus armas y comenzará a relacionarse con nuestros países en un pie de igualdad. Todo lo contrario: ante el declinar de su hegemonía su respuesta fue nada menos que la activación de la Cuarta Flota, con el propósito de lograr por la fuerza lo que en el pasado obtenía por la sumisión o complicidad de los gobiernos de la región. Y Obama no ha emitido la menor señal de que piensa cambiar esa política.
Cuba, así como los demás países de Nuestra América, nada tienen que hacer en la OEA. Tal como lo hemos señalado en innumerables oportunidades, esta institución reflejó un momento especial en la evolución del sistema interamericano: el de la absoluta primacía de Estados Unidos. Esa etapa ya ha sido superada, y no tiene vuelta atrás. La maduración de la conciencia política de los pueblos de la región hizo que aún gobiernos muy afines a la Casa Blanca no tengan otra opción que enfrentarse a Estados Unidos en la condena al bloqueo de Cuba y, en San Pedro Sula, a derogar la decisión de 1962. Ante esta situación, la OEA está condenada por su larga historia como dócil instrumento del imperialismo: legitimó invasiones, asesinatos políticos, magnicidios, (algunos, como el de Orlando Letelier, perpetrados en Washington), golpes de estado y campañas de desestabilización contra gobiernos democráticos. Fue ciega, sorda y muda ante las atrocidades del “terrorismo de estado” auspiciado por Estados Unidos y ante políticas criminales como el Plan Cóndor. Cuando en Mayo del 2008 estalló la crisis en Bolivia el conflicto fue rápidamente solucionado por los países de América Latina sin que la OEA jugara papel alguno. No hizo falta. No hace más falta.
Lo que sí hace falta es fortalecer y coherentizar sin más dilaciones los diversos proyectos de integración de los países de América Latina y el Caribe, como el ALBA o la UNASUR, iniciativas distintas pero que expresan la realidad contemporánea de la región.La OEA, en cambio, es una institución insanablemente anacrónica y por eso mismo inservible: representa un mundo que ya no existe sino en los delirios de los nostálgicos de la Guerra Fría y por eso no puede hacer ninguna contribución para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. Después de haber derogado la resolución de 1962 le haría un gran servicio a la humanidad si decidiera disolverse.
Nota:
El autor es Sociólogo argentino, académico en el Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. El articulo fue publicado originalmente en la publicación digital Rebelión.

Sunday, May 3, 2009

La Nueva Retórica Imperial

por Nieves y Miro Fuenzalida
La política exterior del gobierno de Bush fue la expresión patológica de un poder mundial en decadencia que trato de reestablecer el control del sistema mundial que se le escapaba de sus manos. La hegemonía norteamericana alcanzó su cúspide entre 1945 y 1965 y desde entonces empezó a perder terreno debido a los efectos combinados de la derrota en Vietnam, el movimiento cívico del 68 y el desafío del surgimiento económico de Asia Oriental y Europa. Durante los 80s y los 90s EEUU solo tuvo un éxito parcial tratando con estos nuevos acontecimientos y la desintegración de la Unión Soviética le quito la más importante arma política que tenia para unificar el mundo capitalista bajo su liderazgo. Los neo conservadores, que desde Vietnam habían estado esperando imponer su dirección para consolidar la supremacía de EEUU en el sistema mundial, tuvieron su oportunidad en Septiembre del 2001.
La distinción clásica entre hegemonía y dominación indica que esta última descansa primaria o enteramente en la coerción, en tanto que la primera es un ejercicio en liderazgo y gobierno que mantiene el poder a través de la búsqueda del consenso que, según se dice, representa el interés general. EEUU ha sido el centro del mundo capitalista desde el comienzo del siglo XX y ha logrado, incluso, mantener su poder tecnológico, militar y cultural hasta hoy día. Philip S. Golub, profesor de estudios políticos de la Universidad de Paris, hace notar que en 1991, siendo de hecho el único súper poder existente, tuvo la oportunidad de reconfigurar el sistema mundial para su ventaja. En su arsenal diplomático, dice, podía encontrar en ese momento tres formas diferentes de mantener el dominio internacional. Liberalismo global o, lo que es lo mismo, ampliación del imperio informal a través de la consolidación del marco institucional y los regímenes necesarios para asegurar y consolidar la emergencia del libre mercado global. Realismo tradicional o acción hegemónica clásica que mezcla la cooperación y la coerción para mantener el balance de poder y el estatus quo. Y el militarismo y neo imperialismo, el uso de la fuerza monopólica para asegurar recursos naturales y garantizar la primacía estadounidense. Hay por supuesto una gran fluidez entre estas simples categorías y su correspondiente visión mundial. Pero todas ellas, en diferentes grados, son intrusivas y buscan controlar o reconfigurar los asuntos de otras naciones. Las dos primeras opciones fluyen de modelos hegemónicos clásicos y apropiados en condiciones de paz y globalización. El militarismo, en cambio, constituye un ejercicio del poder distinto y exclusivo con resultados bastantes diferentes como hoy lo podemos ver.

EEUU Después de la Guerra Fría


En los años posteriores a la guerra fría EEUU se enfocó en la profundización de la globalización y la consolidación del estatus quo. El presidente Bush, a diferencia del hijo, evitó despedazar a Irak después de la guerra del Golfo, hizo discretas ofertas a Corea del Norte, retiro las armas nucleares de la península, evito escalar la tensión con China y empezó a reducir las fuerzas armadas que, posteriormente, Clinton continuó. Durante el primer periodo de Clinton la política exterior se movió de la política del poder y la movilización bélica permanente al intercambio comercial y las finanzas como vehículos de influencia y poder cambiando el centro de gravedad del complejo industrial militar a Wall Street, de la burocracia de la seguridad a la clase financiera. Lo que la administración de Clinton logró fue expandir exitosamente la liberalización global de las finanzas y el intercambio comercial que, comparado con el segundo Bush, aparecen como instrumentos mucho mas sofisticados en el apaciguamiento de la periferia y el enfrentamiento al desafío del desarrollo asiático. Con efectividad avanzó sus intereses a través de la construcción de una poderosa red de dependencia económica manejada por instituciones regulatorias internacionales. Durante los 90s EEUU definió las normas de la economía mundial y operó en un mundo en donde el capital norteamericano determinó las reglas y estándares del sistema global sin someterse a si mismo a ellas. Este sistema no solo ocultaba los propósitos del poder político bajo el velo de la ideología del libre intercambio, sino además lo hacia con el consentimiento de las clases dirigentes de la periferia. Las ventajas de este dominio internacional eran indudables. En el gobierno de Bush, sin embargo, este no fue el caso. Un diferente discurso imperial reemplazo la discusión de la interdependencia de los 90s.
De todas las cosas que nos preocupan en el mundo probablemente la metafísica no se cuente entre ellas. En su mayor parte pensamos que esta es una cuestión que interesa solo a unos pocos expertos en los departamentos de filosofía. Pero, si pensamos otra vez, podremos encontrarla a la base de casi todas las cosas que hacemos y su comprensión nos puede ofrecer aspectos más interesantes que la búsqueda de motivaciones sicológicas. Según Hobbes la realidad es posible describirla de acuerdo a un marco fijo bastante agrio. Lo que motiva al individuo y a las naciones que ellos componen es una interminable lucha por el poder, la riqueza y la gloria. Siguiendo esta tradición Robert Kagan, uno de los neoconservadores mas influyentes en el gobierno de Bush, afirmaba que el único mundo en el que siempre viviremos es uno en el que los que poseen el poder imponen su sentido de justicia en los otros. Su opinión nos proporciona un índice del cambio de vista de la Casa Blanca. El diario satírico “The Onion” resumió el discurso de Bush en las Naciones Unidas del 2001 con el titulo…“Bush da a conocer la nueva doctrina internacional que establece que EEUU puede hacer las cosas que quiera”. La verdad, uno no necesita preocuparse de derechos internacionales si es suficientemente poderoso.
Durante la guerra fría la existencia de un enemigo permanente le dio significado al poder americano al unificar objetivos nacionales y crear una identidad colectiva. Después de la guerra fría, esta identidad ya no podía ser mantenida invocando un enemigo súper poderoso, a no ser que se reinventara. En situaciones de emergencia el Estado elige al enemigo y decide combatirlo. Esta decisión recrea significados, une a la Nación, despolitiza a la población y, por sobre todo, concentra el poder al colocarse por encima de la sociedad lo que, en la practica, le permite una autonomía casi dictatorial. Esto es lo que la coalición de Bush tenía en mente. Y esto es lo que puso en práctica. En muy poco tiempo, EEUU se transformó en un imperio territorial global con el control de legiones militares estacionadas en el centro de docenas de Estados semi soberanos. El derribamiento de gobiernos y la planificación de guerras imperiales con el uso de la máxima fuerza pretendía prevenir el surgimiento de poderes hostiles y mostrar que el imperio no podía ser desafiado impunemente. En el documento “the White House's National Security Strategy 2002” se indicaba que… “es tiempo de reafirmar el rol esencial de la fuerza militar norteamericana. Debemos construir y mantener nuestras defensas por encima de cualquier desafío…” “defensas suficientemente poderosas para disuadir adversarios potenciales a sobrepasar nuestra capacidad militar”. Estas visiones de permanente supremacía militar ya habían empezado a articularse en 1992 por P. Wolfowitz y I. Lobby, después de la guerra del Golfo que, bajo el gobierno de G.W.Bush, reemplazaron con venganza la visión de un mundo multipolar por uno unipolar que, de acuerdo al periodista neoconservador Krauthammer, duraría por más de una generación. Alimentados por nociones teológicas del destino nacional y por objetivos profundamente arraigados en la tradición política los sostenedores del excepcionalismo norteamericano afirmaron la supremacía de la ley americana por sobre la ley internacional y lanzaron un ataque concertado al sistema regulatorio que sirve de basa a la ONU indicando que la soberanía de Estados Unidos no podía ser constreñida en lo mas mínimo por instituciones internacionales.
El objetivo estratégico era el de asegurar una larga supremacía, establecer un poder mas allá de cualquier desafío y asegurar la unipolaridad en el siglo XXI. Esto solo podía lograrlo a expensas de otros países y del desmantelamiento del orden institucional surgido después de 1945 que buscaba introducir cierto orden en la selva de los conflictos internacionales. El mensaje al resto del mundo era que EEUU se veía a asimismo como el único guardián del orden mundial reservándose el derecho a seleccionar las instituciones y leyes internacionales que mejor sirvieran a sus intereses. Bajo el gobierno de Bush se cambiaron las reglas básicas del juego deshaciéndose de las reglas. Sintiéndose todopoderosos demandaron deferencia y subordinación… “O están con nosotros o están en contra de nosotros”. Esta actitud disminuyó considerablemente la habilidad del gobierno para motivar conductas favorables a través del consentimiento. Las consecuencias de esta política le han significado la perdida total de credibilidad y legitimidad a través del mundo y la rápida erosión de la ideología neoconservadora. La violación sistemática de la justicia y los derechos humanos mostraron hasta donde el imperialismo neoconservador estaba dispuesto a ir. Pero, también la reacción del mundo le mostró al pueblo norteamericano que la ambición de dominio unilateral a través de un poder militar absoluto no estaba muy lejos de derrumbarse.

La Nueva Retórica del “Soft Power”


La nueva retórica del “soft power” y la propaganda que despliega los atractivos de la sociedad norteamericana a la que hoy se nos expone tienen por objeto bajar el volumen de la retórica hobbesiana que alarmó tanto a los liberales. El argumento del poder blando, es el argumento del arte de la persuasión, del uso del lenguaje diplomático para lograr los mismos propósitos de dominación. Las metáforas importan, el lenguaje importa. El termino expresa un toque de cinismo maquiavélico. El poder blando es en realidad un pobre sustituto del poder real. Blando es un calificativo del poder y lo que en última instancia cuenta es la cosa calificada. El politólogo Joseph Nye hace notar que poder duro y poder blando están relacionados y ambos son aspectos de la habilidad de lograr nuestros propósitos. En breve, el garrote y la zanahoria. Hoy se usara más la zanahoria. Pero, el garrote siempre estará detrás, si esta no es suficiente.
El viraje al “soft power” no prefigura, en realidad, una transformación fundamental de la política exterior. Si Irak fue la guerra de Bush, Afganistán y, probablemente Pakistán, será la guerra de Obama. La nueva Administración buscara ajustes políticos, cambios de énfasis y tono. Una vuelta a prácticas de dominación más realistas y tradicionales que no serán, sin embargo, suficientes para cambiar la actitud del resto del mundo hacia la ambición hegemónica de EEUU. Las imágenes de Abhu Graib y Guantánamo Bay fueron las imágenes de ese lado obsceno que, hasta ese momento, el resto del mundo se negaba a reconocer. Visto desde una perspectiva de prácticas históricas más amplia la política bélica del gobierno de Bush aparece, según la mayoría de los comentaristas políticos, como el peor error de la política de EEUU que puede marcar el termino del sueño de la era americana del siglo XXI.
Cuando hablamos de política internacional nos movemos en un área de gran incertidumbre y las preguntas acerca de la trayectoria mundial pueden, de hecho, solo ser resueltas cuando las cortinas se cierran.

*Nieves y Miro Fuenzalida son escritores y docentes chilenos residentes en Ottawa.

Tuesday, April 7, 2009

Hay Que Aprovechar la Experiencia Cubana

Por Manuel E. Yepe
Por paradójico que parezca, la estrategia y las experiencias cubanas del “período especial” de los años noventa del pasado siglo podrían ser útiles a Occidente en las condiciones de la crisis en que se adentra hoy el mundo.
Un trabajo publicado por la poderosa cadena televisiva CNN, de los Estados Unidos, acaba de lanzar tal idea, a la luz de la manera exitosa en que Cuba ha logrado sobreponerse a la crisis que para el país representó la desaparición de la Unión Soviética, agravada por la intensificación del semi-centenario bloqueo económico, y de la hostilidad y las amenazas de agresión dispuestas por el gobierno norteamericano encabezado por George W. Bush.
Matt Ford, autor del trabajo de investigación periodística para la CNN, argumenta que “desde la revolución en 1959, Cuba ha sido muchas cosas para mucha gente, pero el colapso de la URSS hizo que pocos vieran a la Isla como una visión del futuro. Pero esto pudiera estar cambiando - al menos en un aspecto”.
En la medida en que crecen las dificultades en las naciones desarrolladas, la república comunista está demostrando ser un ejemplo crecientemente popular de cómo abordar estas dificultades, por una simple razón: ellos ya pasaron por ellas.
La sociedad se vio de repente enfrentada a una dramática reducción de los abastos de hidrocarburos y el resultado fue una reorganización fundamental de la producción alimentaria que llevó al desarrollo de la agricultura orgánica urbana que requería de menos insumos que la agricultura convencional.
“Con el colapso de la Unión Soviética, nadie podía suponer que Cuba podría sobrevivir la pérdida del 80 por ciento de su comercio exterior de un día para otro”, dice el autor citando a Wendy Emmett, una especialista británica. “El resultado inmediato fue que la alimentación comenzó a considerarse más importante que antes.
Agrega que por toda La Habana comenzaron a proliferar jardines de cultivo en pequeña escala que rápidamente se extendieron por otras ciudades y centros urbanos de la isla, en tanto que fueron creados pequeños centros de expendio de las frutas y vegetales producidas localmente, lo que repercutía en ahorro de combustibles por la disminución de las necesidades de transporte.
“En el campo, bueyes y caballos tomaron el lugar de los tractores, el trabajo manual reemplazó las máquinas y se ejecutó un amplio programa de redistribución de la tierra. Muchas grandes unidades agrícolas, preferidas por los planificadores comunistas, consideradas ineficientes fueron divididas en pequeñas unidades más manejables sin flotas de tractores”, dice el artículo.
Al describir algunas de las características de la estrategia del periodo especial en Cuba, el articulista recuerda que, en los años más tensos, había ciertamente personas que se quejaban mucho, pero trabajaban unidos y la leche nunca faltó a los niños escolares. “A todo lo largo del período especial, ningún hospital se cerró, no se cerró ninguna escuela, todo seguía funcionando a pesar de todo. De muchas maneras los cubanos nos demuestran lo que una comunidad puede lograr cuando trabaja unida; el poder de la cooperación”.
“Por supuesto que un Estado autoritario poderoso con una fuerte planificación central ha hecho que estos grandes cambios hayan sido más fáciles de implementar; un proceso similar de desarrollo probablemente sería diferente y posiblemente menos exitoso en Occidente”, sustenta el articulista de la CNN.
Luego sostiene que “comoquiera que un creciente número de personas creen que pronto enfrentaremos una importante crisis social y económica por la mengua en las próximas décadas de las reservas de petróleo, muchos consideran que tenemos mucho que aprender de la experiencia cubana”.
El mundo industrializado debe saber que la dependencia del petróleo eventualmente lo empujará por similares experiencias que las que ha enfrentado Cuba en la década de 1990, con parecidos resultados, dice el periodista citando a Julia Wright, autora del libro “Agricultura sostenible y seguridad alimentaria en la era de la escasez de petróleo: lecciones de Cuba”.
“Cuba inspira a grupos que, en todo el mundo, pretenden sistemas agrícolas y alimentarios alternativos y sostenibles basados en parte en el mito surgido en torno a la Cuba ecológica”, escribió Wright.
Según el articulista de CNN, ya Cuba ha salido de los momentos más difíciles del período especial pero la agricultura orgánica urbana continuará extendiéndose a áreas periurbanas.
“Pero cualquier cosa sea lo que traigan los próximos años, la experiencia del “período especial” ha dejado su marca en la sociedad cubana”, dice citando nuevamente a Wright.
Es algo irónico, y en cierto sentido reconfortante para los cubanos, que los sacrificios que le han sido impuestos por la superpotencia con propósitos tan viles, sirvan al menos como experiencia a la humanidad.
Nota: El autor es abogado, economista y profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de la Habana.

Saturday, March 21, 2009

El Desafío de América Latina

Por Noam Chomsky
Hace más de un milenio, mucho antes de la conquista europea, una civilización perdida floreció en un área que conocemos ahora como Bolivia.
Los arqueólogos están descubriendo que Bolivia tenía una sociedad muy sofisticada y compleja, o, para usar sus palabras, uno de los medios ambientes artificiales más grandes, extraños y ecológicamente más ricos del planeta... sus poblaciones y ciudades eran grandes y formales, y eso creó un panorama que era una de las obras de arte más grandes de la humanidad.
Ahora Bolivia, junto con buena parte de la región, desde Venezuela hasta Argentina, ha resurgido. La conquista y su eco de dominio imperial en Estados Unidos están cediendo el paso a la independencia y a la interdependencia que marcan una nueva dinámica en las relaciones entre el norte y el sur. Y todo eso tiene como telón de fondo la crisis económica en Estados Unidos y en el mundo.
Durante la pasada década, América Latina se ha convertido en la región más progresista del mundo. Las iniciativas a través del subcontinente han tenido un impacto significativo en países y en la lenta emergencia de instituciones regionales.
Entre ellas figuran el Banco del Sur, respaldado en 2007 por el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz, en Caracas, Venezuela; y el Alba, la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe, que podría demostrar ser un verdadero amanecer si su promesa inicial puede concretarse.
El Alba suele ser descrito como una alternativa al Tratado de Libre Comercio de las Américas patrocinado por Estados Unidos, pero los términos son engañosos. Debe ser entendido como un desarrollo independiente, no como una alternativa. Y además, los llamados acuerdos de libre comercio tienen sólo una limitada relación con el comercio libre, o inclusive con el comercio en cualquier sentido serio del término.
Y ciertamente no son acuerdos, al menos si las personas forman parte de sus países. Un término más preciso sería acuerdos para defender los derechos de los inversionistas, diseñados por corporaciones multinacionales y bancos y estados poderosos para satisfacer sus intereses, establecidos en buena parte en secreto, sin la participación del público, o sin que tengan conciencia de lo que está ocurriendo.
Otra prometedora organización regional es Unasur, la Unión de Naciones de América del Sur. Modelada en base a la Unión Europea, Unasur se propone establecer un Parlamento sudamericano en Cochabamba, Bolivia. Se trata de un sitio adecuado. En 2000, el pueblo de Cochabamba inició una valiente y exitosa lucha contra la privatización del agua. Eso despertó la solidaridad internacional, pues demostró lo que puede conseguirse a través de un activismo comprometido.
La dinámica del Cono Sur proviene en parte de Venezuela, con la elección de Hugo Chávez, un presidente izquierdista cuya intención es usar los ricos recursos de Venezuela para beneficio del pueblo venezolano en lugar de entregarlos para la riqueza y el privilegio de aquellos en su país y el exterior. También tiene el propósito de promover la integración regional que se necesita de manera desesperada como prerequisito de la independencia, para la democracia, y para un desarrollo positivo.
Chávez no está solo en esos objetivos. Bolivia, el país más pobre del continente, es tal vez el ejemplo más dramático. Bolivia ha trazado un importante sendero para la verdadera democratización del hemisferio. En 2005, la mayoría indígena, la población que ha sufrido más represiones en el hemisferio, ingresó en la arena política y eligió a uno de sus propias filas, Evo Morales, para impulsar programas que derivaban de organizaciones populares.
La elección fue solamente una etapa en las luchas en curso. Los tópicos eran bien conocidos y graves: el control de los recursos, los derechos culturales y la justicia en una compleja sociedad multiétnica, y la gran brecha económica y social entre la gran mayoría y la elite acaudalada, los gobernantes tradicionales.
En consecuencia, Bolivia es también ahora el escenario de la confrontación más peligrosa entre la democracia popular y las privilegiadas elites europeizadas que resienten la pérdida de sus privilegios políticos y se oponen por lo tanto a la democracia y a la justicia social, a veces de manera violenta. De manera rutinaria, disfrutan del firme respaldo de Estados Unidos.
En septiembre pasado, durante una reunión de emergencia de Unasur en Santiago, Chile, líderes sudamericanos declararon su firme y pleno respaldo al gobierno constitucional del presidente Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una gran mayoría, aludiendo a su victoria en el reciente referéndum.
Morales agradeció a Unasur, señalando que por primera vez en la historia de América del Sur, los países de nuestra región están decidiendo cómo resolver sus problemas, sin la presencia de Estados Unidos.
Estados Unidos ha dominado desde hace mucho la economía de Bolivia, especialmente mediante el procesamiento de sus exportaciones de estaño.
Como el experto en asuntos internacionales Stephen Zunes señala, a comienzos de la década de los años 50, en un momento crítico de los esfuerzos de la nación para convertirse en autosuficiente, el gobierno de Estados Unidos obligó a Bolivia a utilizar su escaso capital no para su propio desarrollo, sino para compensar a ex dueños de minas y repagar su deuda externa.
La política económica que se impuso a Bolivia en esa época fue precursora de los programas de ajuste estructural implementados en el continente 30 años más tarde, bajo los términos del neoliberal Consenso de Washington, que ha tenido por lo general efectos desastrosos.
Ahora, las víctimas del fundamentalismo del mercado neoliberal incluyen también a países ricos, donde la maldición de la liberalización financiera ha traído la peor crisis financiera desde la gran depresión.
Las modalidades tradicionales del control imperial –violencia y guerra económica– se han aflojado. América Latina tiene opciones reales. Washington entiende muy bien que esas opciones amenazan no sólo su dominación en el hemisferio, sino también su dominación global. El control de América Latina ha sido el objetivo de la política exterior de Estados Unidos desde los primeros días de la república.
Si Estados Unidos no puede controlar América Latina, no puede esperar concretar un orden exitoso en otras partes del mundo, concluyó en 1971 el Consejo Nacional de Seguridad en la época de Richard Nixon. También consideraba de importancia primordial destruir la democracia chilena, algo que hizo.
Expertos de la corriente tradicional reconocen que Washington sólo ha respaldado la democracia cuando contribuía a sus intereses económicos y estratégicos. Esa política ha continuado sin cambios, hasta el presente.
Esas preocupaciones antidemocráticas son la forma racional de la teoría del dominó, en ocasiones calificada, de manera precisa, como la amenaza del buen ejemplo. Por tales razones, inclusive la menor desviación de la más estricta obediencia es considerada una amenaza existencial que es respondida de manera dura. Eso va desde la organización del campesinado en remotas comunidades del norte de Laos, hasta la creación de cooperativas de pescadores en Granada.
En una América Latina con una flamante autoconfianza, la integración tiene al menos tres dimensiones. Una es regional, un prerrequisito crucial para la independencia, que dificulta al amo del hemisferio escoger países, uno después de otro. Otra es global, al establecer relaciones entre sur y sur y diversificar mercados e inversiones. China se ha convertido en un socio cada vez más importante en los asuntos hemisféricos. Y la última es interna, tal vez la dimensión más vital de todas.
América Latina es famosa por la extrema concentración de riqueza y de poder, y por la falta de responsabilidad de las elites privilegiadas con respecto al bienestar de sus países.
América Latina tiene grandes problemas, pero hay también desarrollos prometedores que podrían anunciar una época de verdadera globalización. Se trata de una integración internacional en favor de los intereses de pueblo, no de inversionistas y de otras concentraciones del poder.
Nota:
Noam Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts de Cambridge y uno de los intelectuales más prominentes de Estados Unidos. Los ensayos de Noam Chomsky sobre lingüística y política acaban de ser recolectados en The Essential Chomsky, editados por Anthony Arnove y publicados por The New Press.
Articulo publicado originalmente en el diario La Jornada de México, 15 de Marzo de 2009.