Sunday, January 27, 2008

"La Filosofía de la Emancipación"

Por Nieves y Miro Fuenzalida

"Inmersos en la Modernidad
y sus expresiones posteriores,
como Pos-Modernidad, Pos-
Colonialismo, Pos-Occidentalidad,
la voz de la crítica latinoamericana
surge como una dicotomía de expresión
colonial y occidental, porque en ella se
muestran como el discurso opresor pretende
ser el discurso oprimido"
Anabella Rodríguez
("El pensamiento, sus círculos
y la dialéctica latinoamericana")

En 1925 Mariategui se preguntó si realmente había pensadores hispano-americanos y, desde entonces, esta inquietud se ha venido planteando en diferentes formas. Según Mariategui todos los pensadores de nuestra América han sido educados en las escuelas europeas. El espíritu de la raza no se siente en sus trabajos. La producción intelectual del continente carece de características propias. No tiene un perfil original. El pensamiento hispano-americano es, generalmente, una rapsodia compuesta de motivos y elementos propios del pensamiento europeo. El peruano Augusto Salazar Bondy continua esta tradición critica. La Filosofía en el sub-continente fue originalmente un pensamiento impuesto por los conquistadores europeos de acuerdo a los intereses de la corona española y la iglesia católica. Ha sido un pensamiento de la clase alta o de una elite oligarca refinada y, en gran medida, reflejo de las diferentes influencias económicas y políticas de las metrópolis. Y el brasilero Afranio Coutiho afirma que una mentalidad colonial no es la mentalidad ideal para construir una Filosofía original. No es posible imaginar como podría haber una mentalidad diferente sin tener independencia económica de los poderes imperialistas. Por primera en la historia, con la existencia del tercer mundo, dice Bondy, el mundo del oprimido y sub-desarrollado se esta liberando a si mismo y, al mismo tiempo, liberando al opresor. Es por esto que, por primera vez, puede haber una Filosofía de la Liberación. En el caso concreto de la lucha de clases, grupos y naciones hay otro que es el dominador y que hay que remover de las estructuras de dominación. Hay que desmantelar la maquinaria del opresor. Y la Filosofía tiene que estar en esta lucha, porque si no lo esta se torna en un pensamiento abstracto con el cual, a pesar de que intentamos liberar a otros, como filósofos, ni siquiera nos liberamos a nosotros mismos.
Cuando a mediados de los 50 el etno- historiador Miguel León-Portilla publica "La Filosofía Nahualtl" desencadena un torrente de criticas por el inadecuado uso del termino Filosofía para designar algo que a los aztecas les había preocupado. La ausencia de un discurso filosófico en los aztecas significaba que su carencia los definía como bárbaros y sub-desarrollados. Pero también podía significar que esta diferencia no era una carencia, sino, la afirmación de que ellos tuvieron o hicieron algo diferente que los europeos no tuvieron. El problema que León-Portilla planteo es el de la diferencia colonial que atrapa a la Filosofía del otro en un callejón sin salida. O su Filosofía es tan similar a la Filosofía occidental que su falta de distinción no constituye ninguna contribución y toda diferencia desaparece. O, por el contrario, es tan diferente que sus credenciales para ser Filosofía genuina estarán siempre en duda. Demasiada similitud o demasiada diferencia. La diferencia colonial ha sido articulada desde los primeros diseños cristianos globales hasta la actual colonización global impulsada por la metafísica del mercado. La de-colonización intelectual y, en particular, la de-colonización de la Filosofía contiene el potencial de imaginar posibles futuros más allá de la alternativa ofrecida por un colonialismo global y la actual reproducción de la diferencia colonial basada en las finanzas, las migraciones y las comunicaciones masivas. La lógica de la exclusión ha borrado a la Filosofía latino-americana y sus filósofos al silenciar su producción y creatividad en las enciclopedias, diccionarios y textos que resumen o investigan la Filosofía mundial.
La afirmación de que la Filosofía latino-americana ha sido excluida del Canon occidental implica que esta existe, lo que nos obliga a preguntarnos… ¿Si es así, que es, entonces, lo que califica o no califica como Filosofía latino-americana?
Una primera aproximación seria la que considera el origen nativo como la condición necesaria y suficiente. Haber nacido en latino-América es lo que hace a una idea parte de la Filosofía del continente. El problema aquí es que hay muy pocas de las ideas que forman parte de la Filosofía latino-americana que se han originado en ella y las pocas que han surgido están mezcladas con otras que han surgido en otras partes. Si este fuera el criterio nos quedaríamos con bien poco o nada. Además. ¿Cómo delimitamos el problema del origen? ¿Una idea de un pensador latino-americano que vive en el extranjero es considerada latino-americana o no lo es? Otra forma diferente de considerar el problema es postular como posición necesaria que la Filosofía latino-Americana este compuesta por ideas originales. La dificultad con que aquí nos topamos es similar al problema del origen de las ideas. El número de ideas filosóficas originales en América Latina es extremadamente pequeño y, en realidad, seria absurdo de definir esta Filosofía de tal manera. No hay otra Filosofía étnica a la que se le imponga este requisito. El pensamiento siempre es producto de un sinnúmero de ideas provenientes de muy diferentes fuentes. Una forma de resolver estos callejones sin salida ha sido la de colocar como condición necesaria y suficiente el que las ideas que componen la Filosofía latino-americana sean productos de la cultura latino-americana. Pero ¿cómo establecemos una clara distinción entre cultura latino-Americana y otras culturas? . ¿O como encontramos las ideas filosóficas que tienen una conexión directa y demostrable con la cultura latino-americana? La primera pregunta es difícil de resolver ya que nadie ha podido establecer algo que pueda ser homogéneamente identificado como cultura latino-americana. Y la segunda pregunta plantea un problema serio porque la Filosofía aspira a verdades que trasciendan lo que es culturalmente específico. Los problemas a los cuales se dirige afectan a los seres humanos en general y no exclusivamente a miembros de ciertas culturas.
El problema con estas aproximaciones es que ellas incluyen un elemento esencialista, de que las ideas que constituyen la Filosofía latino-americana suponen satisfacer una o varias condiciones suficientes y necesarias, lo que reduciría él numero de ideas a considerar a una cantidad ridículamente insignificante. El requerimiento esencialista indica que el concepto de Filosofía latino-americana no es bien entendido. Las proposiciones más recientes (Filosofía de la Liberación, Pos-Colonialismo) proclaman que lo que es peculiar a la Filosofía latino-americana es la experiencia de la colonialidad o marginalidad. Pero América-Latina no es la única parte del mundo que ha sufrido la experiencia del colonialismo, lo que hace difícil transformarla en la característica de la Filosofía latino-americana como tal y que la separa de toda otra tradición filosófica. Incluso, si aceptamos esta noción solo nos ayudaría a separarla de la Filosofía europea, pero no de la Filosofía de otras partes que han sufrido la explotación colonial. Igualmente, tópicos particulares tampoco pueden aducirse como condiciones suficientes y necesarias. Los textos más comunes considerados parte de la Filosofía latino-americana muestran una extraordinaria variedad de temas filosóficos discutidos también fuera del continente y vise-versa. Es cierto que ha habido cierta predilección, en algunos momentos o periodos, por ciertos problemas particulares, pero ello no es suficiente para establecer la identidad de la Filosofía latino-americana. La falta de unidad y perspectiva limita el intento de establecer una cierta orientación cultural como necesaria y suficiente. Y por ultimo. ¿es posible considerar la herencia genética o racial como factor distintivo, como algunos han propuesto? Pensar en ello seria demasiado absurdo para considerarla. La composición de nuestros países se caracteriza por una multiplicidad y variedad extraordinaria lo que hace imposible postular la raza como característica identificatoria del pensamiento filosófico.
Al parecer, cuando hablamos de Filosofía latinoamericana nos encontramos con una categoría que no tiene límites estrictos y lo que incluye no tiene parámetros definitivos ¿Significa esto que la noción de Filosofía latinoamericana es incoherente? Lo seria solo si aceptamos el punto de vista de conceptos esenciales, de condiciones suficientes y necesarias. El considerar que exista o no una Filosofía latino-americana depende de los criterios que se usen y la ideología juega un papel importante como, también, el nacionalismo, las estructuras de poder y los intereses económicos. Pero, aparte de todo ello, hay una realidad que siempre existe...los textos con sus relaciones múltiples y complejas con el contexto. Estos son entidades históricas inmersas en una variedad de relaciones que hacen posible clasificarlas de diferentes formas. El concepto de Filosofía latino-americana debe reflejar esta realidad y permitir flexibilidad en su identidad. Las condiciones que originan esta identidad son ellas mismas históricas y sujetas a cambio y dependen, en parte, de la perspectiva que se use para establecerlas. Cuando hablamos de Filosofía latino-americana siempre lo hacemos desde una cierta perspectiva y es importante estar consciente de ella para evitar controversias inútiles.
¿Hay alguna diferencia entre Filosofía europea y Filosofía euro-céntrica? ¿Puede un filosofo que se mueve dentro de la tradición occidental ser, al mismo tiempo, un critico del Euro centrismo, de la presunción de que el pensamiento y los valores europeos (cualquiera sea la forma en que los definamos) contienen la esencia del pensamiento civilizado y racional? Que las naciones europeas han ocupado una posición de poder con el que han dominado el pensamiento y los proyectos culturales a través del mundo es un hecho histórico. Esta concentración de poder ha violado, en la persecución de agendas políticas, los derechos de otros o han desechado las experiencias y contribuciones de los menos poderosos, lo que niega su pretensión de universalidad. El que la Filosofía occidental sea euro-céntrica es un argumento que difícilmente puede desecharse. Se podría decir que hay una diferencia entre leer textos de una cultura dominante y promover la dominación de esa cultura sobre otra. No porque alguien, por ejemplo, se especialice en Foucault o Deleuze lo hace cómplice de la hegemonía occidental euro-céntrica. Incluso, se puede argumentar en favor de la búsqueda del conocimiento por si mismo y la importancia de comprometerse con ciertos textos, a pesar de su problemática cultural o política, ya que al perseguir un interés cognitivo desprendemos un pedazo de conocimiento de la historia intelectual de los pueblos del mundo. Y sin embargo, a pesar de que estas distinciones son validas, por si mismas no son suficientes para garantizar que su practica este libre de los efectos euro-céntricos… ¿como podemos estar seguros que la enseñanza de Nietzsche o Derrida no nos hace, en realidad, cómplices de una dominación ideológica foránea? Una mejor línea de aproximación es la de comprometerse con una lectura critica de la historia, y de los textos en general, con el objeto de ganar cierta libertad de las múltiples opresiones. Esta perspectiva requiere de un proyecto ético suficientemente amplio que incluya los ideales de la igualdad de sexos, oportunidades económicas para los explotados y la conservación de los sistemas ecológicos.
Las categorías del pensamiento occidental, incluyendo el Post-Modernismo, han surgido de Europa y no del sub-continente latino-americano. La chilena Nelly Richard (" La problemática de la transferencia teorético cultural de América Latina", The South Atlantic Quarterly, 1993) plantea la pregunta ¿cómo podemos hacer uso de una conceptualización teorética internacional, sabiendo que forman parte de un sistema central normativo estándar, sin caer en la gramática de su autoridad? Y responde…si nos apropiamos del lenguaje post-modernista y reclamamos el espacio reservado para las re-significaciones de las operaciones locales podemos usarlo para nuestra ventaja a través de estrategias discursivas contra-miméticas. A la normatividad hegemónica no se responde con una normatividad periférica, si no que desviando la lectura dominante hacia descripciones que se ubiquen mas allá de su control. Es en esta forma como los productos culturales latino-americanos (Post-Modernistas, por ejemplo) pueden mantener su relación con el "origen" en la forma de un continuo cuestionamiento. La pretensión no es la de representar la universalidad u originalidad, ni tampoco ser el sitio desde donde estos pueden ser descubiertos. Es solo que al actuar la mascarada de lo original continuamente subvertimos sus signos y símbolos de poder.

Nota: Nieves y Miro Fuenzalida son escritores y docentes chilenos residentes en Ottawa.

Elecciones a la Cubana

Por Manuel E. Yepe

Cuando triunfó la revolución cubana en enero de 1959, había en las masas identificadas con la revolución victoriosa una clara conciencia, prácticamente unánime, acerca de las cosas que habría que demoler. Entre ellas, el sistema electoral de representación, al que se le identificaba como propiciador y parte de la corrupción política y de la tiranía a que condujo.
El que teníamos era una copia bufa del estadounidense, que nos fuera legado por la ocupación que sufrió la isla de 1898 a 1902, practicado con leves ajustes y modificaciones durante toda la etapa neocolonial que duró hasta 1958.
Las elecciones, "esencia de la democracia", eran estructuradas de manera tal que resultaran favorecidos aquellos candidatos que movilizaran mayores recursos económicos para su campaña, lo que garantizaba que fueran sus compromisos con los sectores más acaudalados los que determinaran al ganador.
En períodos de normalidad, la ciudadanía disfrutaba cada cuatro años del derecho a escoger a la máxima autoridad de la nación entre candidatos propuestos por partidos políticos que aseguraban el ejercicio real del poder a una oligarquía que no se sometía a elecciones de tipo alguno, económicamente dependiente del vecino norteño. Un panorama similar al resto del continente.
Cuando las condiciones lo permitían, podían participar en los comicios fuerzas discrepantes que no significaran un peligro real para el control de la situación y, si se apreciaba una amenaza grave, se recurría al golpe de estado por parte de una oficialidad de las fuerzas armadas cuya fidelidad a los intereses de Washington estaba garantizada. Los golpistas habrían de ejercer el poder hasta que se pudiera regresar a la "democracia representativa".
Las campañas electorales de los partidos políticos integrados en el sistema costaban muchos millones de dólares, casi todos aportados por los oligarcas y por grupos económicos que se disputaban mejores posiciones para incrementar sus ganancias, apoyando a uno, algunos o todos los aspirantes para garantizarse compromisos con los triunfadores y una mayor influencia en las decisiones del gobierno, dentro de la continuidad del régimen.
Se llenaban de pasquines las fachadas, postes, puentes, tendidos eléctricos y telefónicos de todo el país, al igual que de anuncios electorales las vallas, la prensa, la radio y la televisión.
Estos enormes gastos, tan desproporcionados respecto a la miseria que se observaba en la mayoría de la población, eran posteriormente retribuidos por los políticos a sus magnánimos contribuyentes mediante favores salidos de la corrupción más impúdica.
Durante los primeros 15 años de revolución en el poder, la consigna de "elecciones, ¿para qué?", que surgió de una reflexión del líder de la revolución, Fidel Castro, expresó el sentimiento popular favorable al reconocimiento de la revolución como fuente de derecho y partidario del ejercicio de la democracia de manera directa.
Con la nueva institucionalidad que tomó forma en 1976, se puso en práctica un nuevo sistema electoral plasmado en la Constitución discutida masivamente y aprobada en referéndum por más del 97% del electorado nacional en ese año.
Así como la Constitución pretendía reflejar los grandes cambios ocurridos desde el triun­fo de la revolución que abrieron cauces para la participación del pueblo en la efectiva conducción de la sociedad, el nuevo sistema electoral quiso incorporar formas de democracia directa al carác­ter representativo que debía establecerse para la delegación de una parte de sus potestades que hace el ciudadano a favor de sus elegidos.
Por eso, el sistema promueve una activa participación popular que se manifiesta en la facultad ciudadana de escoger, postular, elegir, controlar y revocar a sus representantes.

Los ciudadanos eligen en reuniones públicas de las diversas zonas vecinales que componen cada circunscripción electoral, los candidatos a delegados o delegadas a las asambleas municipales del Poder Popular—dos como mínimo y hasta ocho. Posteriormente los eligen, entre todos los propuestos, mediante voto directo, secreto y voluntario. Para ser elegido hay que recibir más del 50% de los votos válidos.
Son las Asambleas Municipales, integradas totalmente por delegados directamente electos en la base, las que acuerdan las candidaturas de delegados a las Asambleas Provinciales y de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular que serán votadas por la población, también de manera directa, secreta y voluntaria.
Las comisiones de candidaturas, integradas a nivel nacional, pro­vincial y municipal, por representantes designados por las organizaciones sociales, tienen la función de elaborar y presentar los proyectos de candidaturas para delegados a las asambleas pro­vinciales y de diputados a la Asamblea Nacional.
En todos los casos están presididas por el representante de la Central de Trabaja­dores de Cuba.
Esas candidaturas deben estar integradas, en un 50%, por delegados de la base y el resto seleccionados de entre las propuestas de personalidades destacadas formuladas por las organizaciones sociales –obreras, campesinas, femeninas, estudiantiles, de vecinos- y otras del país o la provincia, según el caso.
Otra singularidad del sistema político cubano es que ningún representante, diputado o delegado de cualquier nivel, recibe remuneración alguna —salario, dieta o cualquier otra prestación o beneficio— por el desempeño de la labor para la que fue elegido.
También se distingue el sistema electoral cubano por el hecho de que no participa partido electoral alguno. El Partido Comunista de Cuba no es un Partido electoral, sino la continuidad histórica del Partido revolucionario que José Martí organizó para promover la unidad de los cubanos para alcanzar la independencia de España y evitar la absorción de Cuba por Estados Unidos de la manera que lo lograron con Puerto Rico.
En Cuba, no se admiten campañas electorales. La comisión electoral de cada circunscripción lleva a cabo la divulgación sobre los candidatos en pie de igualdad y éstos no pueden realizar por su cuenta actividad de propaganda a favor de su candidatura.
Los candidatos a diputados y a delegados a las asambleas provinciales realizan reuniones y encuentros con los electores de su distrito pero lo hacen juntos, excluyendo toda forma de promoción individual.
El voto es enteramente voluntario, pero se estimula y promueve la mayor concurrencia posible a las urnas, lo que ya ha hecho tradición una participación masiva inimaginable en países que sufren grave abstencionismo crónico.
La Ley Electoral vigente establece dos tipos de procesos electo­rales: Las elecciones generales, cada cinco años, para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional y a los delegados a las asambleas provinciales y las elecciones parciales, que se llevan a cabo cada dos años y medio para elegir a los delegados a las asambleas municipales.
Es la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano supremo del poder del Estado y único órgano con potestad cons­tituyente y legislativa en la República, la que elige, primero, a su presidente, su vicepresidente y su secretario, y luego al Consejo de Estado —su órgano permanente de 31 miembros— a su Presidente, al Primer Vice­presidente, cinco Vicepresidentes, al Secretario y al resto de los miembros. Desde 1976, la Asamblea Nacional del Poder Popular ha electo en seis ocasiones consecutivas al Dr. Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y al General Raúl Castro Ruz, Primer Vicepresidente.
El Consejo de Estado es el órgano de la Asamblea Nacional que la encarna entre uno y otro período de sesiones, tiene carácter colegiado y ostenta la suprema representación del Estado cubano.
Tan insostenible resulta ya la dominación semicolonial de los Estados Unidos en América Latina que ni siquiera por medio del clásico sistema electoral diseñado para perpetuar la permanencia del poder en manos oligárquicas, han podido evitar que los pueblos impongan su unidad como arma para llevar al poder a sus líderes en los últimos tres lustros.
El sistema electoral cubano, siempre en proceso de cambios, desarrollo y perfeccionamiento, no puede considerarse alternativa acabada al modelo que Estados Unidos considera único aceptable, sencillamente porque aquel responde a un orden capitalista basado en la competencia y este, socialista, está afirmado en la solidaridad humana.
Pero otros pueblos hallarán también su camino. Nota: El autor es abogado, economista y profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de la Habana.

Saturday, January 19, 2008

Homenaje a Patricia Verdugo

Por Roberto Santander

La Comunidad Chilena de Regina lamenta el fallecimiento de la Periodista Patricia Verdugo, acaecido el 13 de Enero del 2008, después de una larga lucha contra un cáncer de vesícula.
Patricia estuvo en Canadá en Septiembre del 2003, con motivo de la conmemoración de los 30 años del sangriento golpe militar y la muerte del Presidente Salvador Allende. En la ciudad de Regina tuvo encuentros con las comunidades chilena y Latinoamericana y con estudiantes y académicos de la Universidad de Regina, donde presentó su libro "Allende, Como la Casa Blanca Provocó su Muerte".
Los que tuvimos la oportunidad de compartir con ella, encontramos a una mujer con una inmensa fortaleza, una gran dignidad y una tremenda alegría de vivir y luchar por recuperar la memoria histórica y volver a hacer de Chile un país solidario y lleno de justicia.
Incuestionablemente Patricia se ha ganado un lugar en la historia de Chile. Desde aquí hacemos llegar nuestras condolencias a la familia.

Para Patricia Verdugo
Patricia, tu que luchaste por rescatar la dignidad de Chile,
por recuperar la memoria obstruida, eliminar el shock del miedo,
enfrentaste al dictador y los asesinos,
mirándolos a sus propios ojos.
Ellos vacilaban y vociferaban sus mentiras,
y tú, con tu paciencia indagadora,
lograste llegar al fondo de muchas verdades,
para que Chile y el mundo conocieran y supieran
como nos gobernaron, con la impudicia de la maldad.
Lograste que el Pueblo Real te creyera, y tu creíste en Él,
ese Soberano que algún día triunfara verdaderamente,
y estará al frente de los cambios que la sociedad necesita,
con la solidaridad y la historia que jamás debemos olvidar.
Patricia, estarás en el podio de los que viven eternamente,
junto a Salvador, Pepone, Augusto Olivares,
y los miles que entregaron sus vidas sin mezquindades.

Nota:
El autor es miembro de la Comunidad Chilena de Regina, Saskatchewan, Canada.

Sunday, January 6, 2008

Hambre y Desamparo en el Imperio

Por Manuel E. Yepe*
Una investigación reciente indica que el número de personas hambrientas y sin techo en algunas de las mayores ciudades de los Estados Unidos creció una vez más en 2007.
El informe dado a conocer a fines de diciembre de ese año, aunque superficial y maquillado, es de los que no disfrutan de amplia divulgación en la gran prensa corporativa del país, no obstante haber sido patrocinado el estudio por los alcaldes de 23 importantes urbes que realizan este tipo de encuesta desde hace más de 25 años.
Este estudio fue concebido originalmente por un grupo de alcaldes afiliados al partido demócrata en las condiciones del duro golpe propinado a las poblaciones urbanas del país por los recortes presupuestarios federales a los programas sociales dispuestos por el gobierno del presidente Ronald Reagan a inicios de la década de de los años 80 del pasado siglo.
El incesante crecimiento de la demanda de ayuda alimentaria de emergencia y de albergue para personas sin techo durante las administraciones de Reagan, Bush, Clinton y Bush hijo, constituye un verdadero testimonio del deterioro creciente que caracteriza al panorama social estadounidense a lo largo del ascenso y reinado de la orientación neoconservadora en este período, sin excluir los ocho años de la administración demócrata de Clinton.
Los alcaldes patrocinantes integran la nombrada Conferencia de los alcaldes de EEUU para tratar el hambre y los sin casa (US Conference of Mayors’ Task Force on Hunger and Homelessness). La encuesta y el informe están referidos al período de un año que culminó el 30 de octubre de 2007.
El número de las solicitudes de asistencia alimentaria de emergencia creció en 4 de cada 5 ciudades estadounidenses. En 15 ciudades que aportaron datos cuantitativos, la media de incremento alcanzó un 10 por ciento y en algunas ciudades fue mucho mayor.
En Detroit, las solicitudes de ayuda alimentaria de emergencia se incrementaron un 35% en el período de doce meses concluido en octubre de 2007. En esta ciudad y en algunas otras grandes urbes industriales se reportó un incremento en el número de trabajadores (con empleo) que solicitan ayuda alimentaria.
Trece de las 19 ciudades encuestadas reportaron que no estaban en condiciones de aportar la alimentación de emergencia demandada.
Los Ángeles fue una de las ciudades que reportó dificultades para hacer frente a las crecientes necesidades.Según el Banco Regional de la Alimentación de esa ciudad (FOODBANK), más del 30% de sus despensas han tenido que rechazar clientes… y las que no lo han hecho están entregando raciones con menos alimentos.
En 2002, el número de productos diferentes que distribuía el Departamento de Agricultura (USDA) a través de las despensas regionales fluctuaba entre ocho y diez, en tanto que en el 2007 se ha distribuido un promedio de tres productos.
Las despensas han sido obligadas a servir a más clientes con los mismos recursos que recibían hace seis años y, según el informe, el 21% de la demanda total no ha podido ser satisfecha.
El 15% de las familias con hijos ve rechazadas sus solicitudes de asistencia. Nueve de cada diez ciudades en la muestra teme que la demanda de ayuda para alimentación crecerá aún más en 2008.
Dirigentes de las administraciones urbanas manifestaron que los factores que exacerbaron el hambre fueron la crisis hipotecaria, los elevados precios de la comida y la gasolina, y la escasez de viviendas asequibles. También influyeron como problemas graves la reducción de beneficios sociales tales como la asistencia pública y la erosión del valor de los cupones para alimentos. Los motivos más señaladas para el rechazo de solicitudes fueron la disminución de las donaciones de alimentos y el financiamiento insuficiente.
Según las autoridades superiores de las ciudades que contribuyeron al estudio, factores económicos como el desempleo y la pobreza, junto a los elevados costos de la vivienda y de la asistencia médica, constituyeron las causas principales de la cronicidad del hambre. Se citaron también, aunque menos, el abuso del consumo de drogas y las enfermedades mentales.
En 20 de las 23 ciudades bajo estudio, 183,183 ciudadanos han estado en refugios de emergencia o en albergues transitorios en el curso del año objeto del análisis. La permanencia promedio en ellos fue de seis meses para familias y cinco meses para individuos.
Aunque se constató que en el año 2007 se han agregado miles de camas para alojar personas sin casa en las ciudades incluidas en la muestra, la mitad de ellas reportaron que se habían visto obligadas a rechazar a personas necesitadas, en algún momento o durante todo el período. La ciudad de Phoenix, por ejemplo, tiene cada noche de cualquier día del año entre 7 mil y 10 mil personas sin casa, y tiene que rechazar otras 3,000 por falta de camas.
Se aprecia una gran diferencia entre las ciudades participantes en la muestra. Por ejemplo, Santa Mónica, una ciudad de 83,000 habitantes en el estado de California con un ingreso per cápita de $58,000 anuales reporta 728 individuos y 142 familias con niños albergados por carecer de domicilio en 2007. Sin embargo, Filadelfia, con una población de un millón 400 mil habitantes y una tasa de pobreza del 23 %, reporta 8,103 individuos y 3,300 familias con niños en esta categoría.
Estos datos incluyen solo a las personas que reciben albergue y por tanto no registran a los que permanecen en las calles. De ahí que Miami, registre 735 familias y solo 365 individuos albergados cada noche, en tanto que Des Moines, una ciudad con la mitad de la población de Miami, reporta 3,632 familias y 2,436 individuos sin casa albergados en 2007.
El informe incluye una sección titulada “Limitaciones de este Estudio” que parece encaminada a justificar los aspectos más alarmantes constatados y contemporizar con las críticas de la derecha que, en años previos, ha impugnado estos análisis alegando que no son representativos de toda la sociedad estadounidense y que sobreestiman la extensión de la pobreza y del malestar entre las personas humildes en la superpotencia.
Es significativo que no se incluyan en el estudio -ni siquiera se mencionan- los datos de Nueva Orleáns, ciudad que fuera azotada por el ciclón Katrina en el año 2005 con enormes afectaciones a los sectores más humildes que, lejos de ser reparadas, han servido para agudizar las inequidades sociales en aquella urbe.

Nota: El autor es abogado, economista y profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de la Habana.