Economía global: recesión o realineación
Por Manuel E. Yepe
"Aunque una recesión en el mundo desarrollado es ahora más o menos inevitable, China, India y ciertos países productores de petróleo se encuentran en posición de contrarrestar los efectos del fenómeno. De ahí que es menos probable que la actual crisis financiera sea causa de una recesión económica global y es probable que a lo que conduzca sea a una realineación global de la economía, con la declinación relativa de Estados Unidos y un alza de China y otros países del mundo en vías de desarrollo".
Lo anterior es el criterio del acaudalado especulador financiero húngaro-norteamericano y presidente de la Fundación Soros Management, George Soros, en un artículo aparecido en el diario londinense Financial Times el 22 de enero del 2008, con el título "La peor crisis del mercado en 60 años" ("The Worst Market Crisis in 60 Years").
Para Soros, la actual crisis financiera ha sido precipitada por la llamada burbuja inmobiliaria estadounidense. De cierta manera, recuerda las otras crisis que han ocurrido a intervalos que han sido de entre cuatro y diez años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero existen profundas diferencias.
Las crisis periódicas forman parte de un proceso mayor de expansión crediticia con el dólar estadounidense como divisa internacional de reserva que duró 60 años y ha llegado a su fin.
Cada vez que la expansión del crédito se veía en problemas, las autoridades financieras intervenían inyectando liquidez o de otra forma estimulando la economía. Esto propició el surgimiento de un sistema asimétrico de incentivos, al tiempo que promovía una aún mayor expansión del crédito.
Las apariencias eran tales que la gente llegó a creer en lo que el presidente Ronald Reagan llamaba la "magia del mercado" y que Soros identifica como el "fundamentalismo de mercado". Los fundamentalistas aprecian que el mercado aporta una tendencia al equilibrio y por tal motivo sirve al interés común el hecho de que los participantes actúen en función del interés particular de cada uno.
Obviamente, se pasaba por alto que no era el mercado el que aportaba el "equilibrio" sino la intervención de las autoridades financieras para evitar los derrumbes.
No obstante, el fundamentalismo de mercado emergió como la ideología dominante y se globalizó de manera que a Estados Unidos le fue dable succionar los ahorros del resto del mundo, consumir más de lo que produce y cargar con su actual déficit de cuenta corriente.
Los mercados financieros estimulaban a los consumidores a endeudarse mediante instrumentos cada vez más sofisticados y términos más generosos.
Las autoridades apoyaban y respaldaban el proceso interviniendo cuando el sistema financiero global estaba en riesgo, pero las regulaciones oficiales eran cada vez menores hasta que llegaron prácticamente a desaparecer.
La expansión del crédito —dice Soros— fue tan formidable que escapó de las manos de las autoridades financieras que se vieron incapacitadas para calcular los riesgos y empezaron a dejar el asunto a cargo de los propios bancos.
Los bancos centrales se vieron obligados a inyectar cantidades de dinero sin precedentes y surgieron nuevos instrumentos de crédito y prácticas que han resultado inseguras e insostenibles.
Según Soros, lo mismo ocurrió en muchos otros eslabones del sistema crediticio hasta que fue el sistema financiero en su conjunto lo que estalló.
A la Reserva Federal de Estados Unidos, cuya intervención ante las amenazas de crisis ha devenido habitual, no le queda más camino que anunciar nuevas bajas de la tasa de interés para tratar de evitar que Estados Unidos entre en recesión, pero los principales analistas de mercado ya dan por descontada la crisis y ven como única solución, para atenuarla, impedir una brusca desaceleración en el ámbito mundial sobre la base de que China e India mantengan su nivel de demanda para evitar que disminuya abruptamente la actividad productiva y la recesión se generalice.
Entretanto, el Foro Económico Mundial que cada año reúne a las personalidades más ricas y poderosas del mundo, que sesionó en Davos, en los Alpes suizos, de enero 21 al 26 del 2008, depositó igualmente sus esperanzas de atenuar el desastre en esas dos enormes naciones y en otros mercados de países en desarrollo.
En ese encuentro, dominado por el temor a una recesión, o al menos a una seria desaceleración de la economía estadounidense que arrastre consigo a la economía mundial, se dio la paradoja de que allí donde los altos crecimientos de China e India eran vistos hasta muy recientemente como una amenaza para las economías occidentales, hoy se manifiesten las más serias preocupaciones por el peligro de que ellas se frenen a resultas de una recesión mundial.
El presidente de la empresa productora de equipos móviles de comunicaciones de China, Wang Jianzhou, participante en el evento de Davos, pronosticó que la economía de su país sería afectada por una recesión mundial, "pero no mucho", gracias a la expansión del consumo interno prevista, que integra junto a las exportaciones y las inversiones de capital los tres elementos clave del espectacular crecimiento chino.
Otra singular paradoja generada por los peligros de la recesión de la economía global se manifestó en la recomendación de la nueva titular del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss Kahn, a los países "con problemas", de que flexibilicen sus políticas fiscales para salir adelante.
Una institución que desde hace medio siglo viene imponiendo el criterio del superávit fiscal como un principio sine-qua-non, recomienda a los países desarrollados que estimulen su economía violando el equilibrio fiscal al margen de la política monetaria.
También contradictorio es que el endeudamiento externo de Estados Unidos sea financiado por Japón, China, Arabia Saudita, y otros países, no solo como sus grandes acreedores sino también como depositantes de sus enormes reservas monetarias en bancos de Wall Street, algo que les hace rehenes del dólar estadounidense.
En Davos, Condoleezza Rice, la canciller norteamericana, dijo que "la economía de Estados Unidos es resistente, su estructura es sólida, sus fundamentos económicos a largo plazo están sanos y que seguirá siendo motor del crecimiento económico mundial".
¿A qué futuro de la economía mundial apuesta usted: recesión, realineación o continuidad del injusto desorden globalizado?
Nota: El autor es abogado, economista y profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de la Habana.
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